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Berta Dávila le pone nombre a la depresión posparto y al sentimiento de culpa en la maternidad

Aborda la complejidad de los afectos en la novela 'Os seres queridos', protagonizada por una escritora que se plantea abortar cinco años después de ser madre.

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Berta Dávila, autora de la novela 'Os seres queridos'. — Manuel G. Vicente / Xerais

madrid, Actualizado:

"Nunca he experimentado el amor maternal", confiesa la protagonista del libro. Cabría preguntarse, antes de nada, qué es: ¿acaso imán, magia o sentimiento incomparable, sobre todo para las madres que habitan en la ficción? "Nunca experimenté el amor maternal porque no quiero a mi hijo por el hecho de ser madre, sino por quién es él". Ella, que no es una madre vocacional, entiende el vínculo como una construcción. Y eso le permite desarrollar hacia su hijo —el Niño que todo lo desplaza, también a una misma, que pasa a ser la Madre— un amor ambiguo, tejido día a día, alejado de un nexo "hipnótico e instantáneo".

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Berta Dávila (Santiago de Compostela, 1987) ha escrito una novela sobre los afectos, aunque la narración en primera persona presenta a una mujer que decide abortar cinco años después de haber tenido un hijo. Una madre con sentimiento de culpa, que no encaja en el canon impuesto. "Una madre reciente es un lugar donde la controversia o el arrepentimiento no caben, porque todo debe ocuparlo la felicidad. Y yo no quiero volver a ese lugar", escribe la protagonista, también escritora como la propia Dávila, quien juega con la autoficción y la metaliteratura en Os seres queridos (Xerais), publicada en español por Destino.

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La novela plantea un cambio de identidad en la protagonista, cuando la mujer deja de ser tal y pasa a ser madre, aunque ofrece resistencia y se niega a entrar en una categoría estanca. "Una madre reciente es una mujer de luto por esa otra mujer que deja atrás", reflexiona la protagonista. Defiende, pues, la libertad de elección: seguir siendo ella y, a la vez, madre. También la alternativa de no volver a procrear. Berta Dávila, sin embargo, discrepa con algunos de estos puntos de vista: "No creo que sea eso, sino elegir la manera en la que se quieren construir los vínculos afectivos. Y hay otra elección: la de escribir".

Portada del libro 'Los seres queridos' (Destino), de Berta Dávila. — CEDIDA

Matiza que, en ese sentido, su libro no habla tanto del concepto de mujer, como de la madre que ocupa todas las esferas de una individualidad que antes le correspondía por entero. "El sentido de su existencia es dependiente de la existencia del otro. Deja de ser un yo para ser una madre", añade la autora, cuya novela fue merecedora del Premio Xerais, el galardón literario más prestigioso en lengua gallega. "Es un libro sobre los afectos, aunque el centro sea el cambio que provoca la maternidad, que a ella le sirve para plantearse por primera vez lo que significan los vínculos afectivos con su hijo y con otras personas".

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No obstante, la narración se presta a la ambigüedad y a las interpretaciones. Podría parecer que Berta Dávila es la protagonista, pero nada más lejos de la realidad, pese a que beba de ella. "No es un libro testimonio, sino enteramente una ficción". Ayuda, sin embargo, que recurra a la metaliteratura —la protagonista escribe la obra que tenemos entre manos—, aunque en menor medida que en publicaciones precedentes. "Hay un ejercicio sobre la escritura, si bien el interés de la autoficción tiene que ver con la idea de cuestionar la falibilidad de las novelas en relación a la verdad".

La autora desecha las maternidades escritas por hombres y esboza la suya. "Un niño tarda nueve meses en formarse dentro del útero y nacer, pero nadie sabe cuánto tarda en formarse y nacer una madre", escribe. "Porque [mi hijo] no me pertenece, le pertenece al mundo; porque no lo instruyo ni lo dirijo, solo lo acompaño, como él me acompaña a mí". Y en esa —su— maternidad no cabe la infelicidad: Dávila desvela el tabú de la depresión posparto, que sufre la protagonista, a quien nadie le ofrece ayuda ni le pone nombre "a lo que me pasaba mientras me pasaba".

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Lo cuenta, antes de que le practiquen un aborto, sin recurrir a la victimización ni al dramatismo. "Me interesa escribir desde un estilo literario que sea una búsqueda meticulosa, no con una voluntad de epatar o de herir al lector, por muy dolorosa o compleja que sea la temática", explica la autora. "No se trata de engañar ni de hacer caer al lector en el sensacionalismo o en un efectismo permanente y desmotivado, porque eso hace que se pierda verdad en el relato". Por eso, a la hora de narrar, midió la distancia afectiva y el tipo de escritura, que pasa por la primera persona y el uso de ciertas palabras.

Berta Dávila, autora de la novela 'Os seres queridos'. — Manuel G. Vicente / Xerais

Destaca, por ejemplo, el léxico empleado en las clínicas de ​​interrupción del embarazo y en las clínicas de fertilidad, así como la descripción de las similitudes y diferencias de la propia decoración de ambos espacios. También cita los términos agresivos, peyorativos y ofensivos que rodean el aborto y la extirpación de ​​los ovarios y las trompas de Falopio. Así, la protagonista afirma en la novela: "Mi tío Pedro se interesó únicamente por saber si me habían vaciado en la operación, dando por sentado que era una palabra que yo comprendía, y que mi útero podía ser un órgano inútil y, al mismo tiempo, el único órgano que me permitiese preservarme completa".

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Las "medias mujeres", como las denomina este personaje, frente a las mujeres "malvadas", es decir, las que se han sometido a un aborto. "Las mujeres vaciadas conservaban la reputación porque estaban libres de culpa", escribe la protagonista. Palabras que, según Dávila, poseen una "fuerza poderosa" y provocan una "gran confrontación" pese a ser solo palabras, aunque "su violencia nos interpela de manera íntima y emocional".

Portada del libro 'Os seres queridos' (Xerais), de Berta Dávila. — CEDIDA

Sobre las páginas del libro planean la idea de culpa en la maternidad, la obligación de sentirse de un modo determinado, la manera en que los otros se relacionan respecto a las decisiones de las mujeres y "la soledad implícita en todos los procesos que implican acoger en nuestro interior unas emociones consideradas incorrectas o atávicas", un aislamiento enorme pero invisible para los demás. "Hablo de la sensación de sentirse absolutamente sola en un sentimiento inconfesable, cuando estás rodeada de un desfile de personajes que simulan una realidad que se confronta con la percibida por una misma", apunta la autora.

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La prosa de Berta Dávila es transparente, sencilla y certera. Pule el estilo, lo desnuda y proyecta solo lo necesario en la página, donde nada sobra. Es el proceso que ha elegido para contarnos "un cambio profundamente transformador" que parece implicar necesariamente, según los constructos ficticios y reales sobre la maternidad, "una renuncia a lo que había antes", empezando por la propia identidad. La autora, no obstante, subvierte la norma establecida socialmente e indaga en "las partes raras de la experiencia".

¿La suya? Queda claro que no, aunque para ella es lo de menos. Dávila le resta importancia al trasunto ficcional: poco importa que la protagonista escritora se parezca a la autora de carne y hueso que firma la novela. Sin embargo, reconoce el juego que establece en Os seres queridos, pese a que el correlato personal sea, a su juicio, irrelevante. "La lectora es soberana para interpretar el libro". Porque desde la primera página, como ella misma sostiene, estamos ante "una novela sobre la defensa de la elección".

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