Asamblea Álex Montoya: "El sistema asambleario tuvo su momento el 15-M, ahora ya no es tiempo de eso"
El cineasta debuta con ‘Asamblea’, adaptación al cine de la obra de teatro de Juli Disla y Jaume Pérez, donde pasa a examen el sistema asambleario. Preparada para concursar en Málaga, la película finalmente se estrena online en la plataforma Filmin.
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A principios de marzo murió Manolis Glezos, símbolo de la resistencia contra los nazis. Este hombre, calificado como el primer partisano europeo, organizó a finales de los ochenta un gobierno asambleario en su pueblo natal, Aspirathos, donde fue elegido alcalde y donde logró regenerar la agricultura local. Gran victoria del sistema asambleario. Por otro lado, no se puede obviar que es justamente en las asambleas de las comunidades de vecinos donde, tal y como dicen los expertos, se advierte mejor la escalada de violencia verbal y física que sufre nuestra sociedad. Triste fracaso.
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El cineasta Álex Montoya examina ahora el sistema asambleario en su primer largometraje, ‘Asamblea’, una ficción con cierta acidez, sentido del humor y bastante espíritu crítico que iba a concursar en el Festival de Málaga y, a consecuencia de la crisis de la Covid-19, finalmente se estrena online este viernes en Filmin. Mejor Película y Mejor Actor (Francesc Garrido) en el Festival de Alicante, es una adaptación al cine de la obra de teatro de Juli Disla y Jaume Pérez, guionistas de la película.
Con Francesc Garrido, Cristina Plazas, Greta Fernández, Nacho Fresneda, Sergio Caballero y Jordi Aguilar, entre otros intérpretes, esta es la historia de una asamblea de la que nunca se sabe cuál es el asunto que ha reunido a los participantes, pero de la que se pueden extraer casi todas las posibles personalidades que existen en la sociedad.
¿Qué le interesaba más la asamblea como sistema o las personalidades de sus participantes?
Un poco de todo. Este es un grupo de gente con objetivos comunes, pero ahí salen las rencillas, los resquemores, los afanes por figurar. Pero aclaro que la película no es una tesis contraria a la toma de decisiones colectiva.
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¿Pero usted está más o menos a favor?
No estoy en contra… Hay una frase en la película que dice: “Es difícil, pero sigue siendo la mejor manera”. Lo que pasa que a mí en las asambleas me cuesta no perder los nervios, como me pique con alguno… yo sería el tipo que está con el móvil todo el tiempo.
Entonces, según usted, ¿cuáles son los inconvenientes del sistema asambleario?
Entiendo que es un sistema que parece idóneo, pero al final es la gente mejor equipada dialécticamente la que hace valer sus opiniones. Y las trampas dialécticas no son democráticas. Las asambleas viven de esas trampas dialécticas. En el sistema asambleario vence el mejor equipado dialécticamente. Eso no es democrático. Por eso no me gusta levantar la mano, prefiero el voto secreto.
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Pero para defender cualquier idea, hay que saber exponerla ¿no?
Claro, entiendo el sentido de que sean los líderes los que saben argumentar. Pero luego llegan al poder e intentan imponer el sistemas clásico. El sistema asambleario tuvo su momento el 15-M, pero ahora ya no es tiempo de eso.
¿Cree que en España tenemos poca educación política y cívica para ello?
Si lo vemos en el propio Congreso de los Diputados todos los días, cada uno soltando lo suyo sin responder al otro. Y en las comunidades de vecinos, donde la gente se enzarza por manías personales. Al final, las cosas se aprueban por agotamiento.
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En esta España de extremos, ¿se va a entender como crítica constructiva este examen al sistema asambleario?
Bueno, me encantaría que se creara cierta polémica, pero no demasiado… Hoy ya tenemos asimilado el sistema asambleario, pero es verdad que el partido que explotó el sistema luego se ha subido al caballo del sistema tradicional. Esta es, en cierto modo, una película política, pero es muy amable y está hecha con cariño. Los personajes son tan majos que es difícil que irriten a nadie. Aunque es verdad que nos planteamos al principio un tono más ácido y realista.
¿Pero su interés era sobre todo político?
No, me interesa mucho más ver las relaciones personales y cómo nos comportamos en público. La de las asambleas es una dinámica muy bien estudiada y creo que la hemos reflejado. El objetivo era mantener el interés del espectador, y eso hace arriesgada la propuesta, por eso hay cosas nuevas que no estaban en la obra de teatro, como el personaje de la hija, el triángulo amoroso.
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Es su ópera prima y no la va a estrenar en pantalla grande, ¿está decepcionado?
La verdad, tal y como está el tema en las salas para las películas pequeñas… son películas con difícil repercusión en salas. Me hace mucha ilusión que esté en Filmin disponible para suscriptores. Ahí la verán unos miles de personas, mientras que en salas es muy desesperante que después de dedicar tres años a un largometraje no te llegue apenas feedback.
¿Cuál fue su postura respecto del apagón cultural?
Pensé que podía parecer un poco rabieta. Igual que decimos a Vox y al PP que colaboren… es posible que nosotros debamos aplicarnos algo de eso. Y ello no quita el gran cabreo con el ministro de Cultura. Además, esto es un dilema falso. Todo el mundo debería saber que la manera de ingresar dinero de la gente que se dedica a la cultura es complicada. Un director de cine hace una película cada tres años y tiene que hacer la declaración de impuestos en un año, no repartido en tres. Pero hoy lo que hace falta es un tipo de renta básica para todos, no solo para los artistas.