Los años rojos de Turquía
El escritor represaliado Izzet Celasin narra en 'Cielo negro, mar negro' su activismo comunista en los años anteriores al golpe militar de 1980
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El escritor Izzet Celasin (Estambul, 1958) es un superviviente del golpe de Estado de Turquía en 1980. Su sonrisa y su parloteo son la mejor prueba de que les ha ganado la batalla a aquellos militares que le retuvieron en prisión durante cuatro años por sus ideas comunistas. Los mismos que le obligaron a abandonar para siempre el país en 1987 por no querer hacer el servicio militar obligatorio. "No quería tratos con los que me habían llevado a la cárcel", se excusa sin dejar de sonreír. Aquel año emprendió un camino de no retorno que desembocó finalmente en Noruega, donde fue recibido como refugiado político en 1988. Allí se casó con su profesora de noruego, aprendió el idioma y comenzó a escribir para reparar sus heridas.
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El resultado fue la novela Cielo negro, mar negro (Lengua de Trapo) escrita en noruego y recientemente traducida al español. "Mi vida ahora pertenece a Noruega, por eso no la escribí en turco", explica. La historia es un relato autobiográfico que homenajea a su generación, aquella que a finales de los setenta luchó por una Turquía roja que fracasó a golpe de pistola y represión.
La novela muestra una Turquía en la que las mujeres no usaban velo
La novela descubre, precisamente, un país muy diferente al arquetipo que tiene Occidente: las mujeres no usan velo y acuden a la universidad, no hay crímenes de honor y la clase trabajadora lee y va al cine. "Así era mi familia. Mi generación estaba muy influida por la revolución cubana, por el Che. Por eso queríamos cambiar las cosas. El golpe militar acabó con todo. A la gente de izquierdas nos enviaron a la cárcel. La religión islámica se convirtió en materia obligatoria y se adquirió una ideología nacionalista", cuenta el escritor, que da un dato significativo: antes del golpe había 14.000 librerías en Turquía. Hoy sólo quedan 500.
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El relato de Celasin está hilvanado por una historia de amor entre una chica de ideas revolucionarias y un chaval rendido ante la fuerza de la mujer. "Ella es mi alter ego, aunque también está inspirada en líderes como Rosa Luxemburgo y en mi madre. Había muchas mujeres así en aquellos años", reconoce el escritor. Los dos jóvenes evocan el peliagudo debate sobre la importancia de la lucha armada como solución política. "Era la gran discusión en los setenta. Y yo era de los que defendía el uso de las armas. Pero jamás se atacaba a los civiles", señala.
«Eramos una generación muy influida por el Che», dice Celasin
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El amor era otro de los temas que generaba discusión. "Para muchos revolucionarios, en la lucha no se podía amar porque era de burgueses. Yo entendía que se podían conjugar ambas cosas", afirma. En la novela aquellos años de balas dejan entrever un afán por ser feliz. "Si no deseas la felicidad, pierdes los sueños", sentencia Celasin.
Cielo negro, mar negro ganó el premio Gylendal a la mejor novela política cuando se publicó en 2007. El escritor no la ve, sin embargo, como un manifiesto político: "Es literatura, aunque ahí estén mis ideas. Yo lo único que quería era darles una bonita historia a los lectores". La suya.