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20 años del 'OK Computer' La profecía que aupó a Radiohead

Se cumplen 20 años del lanzamiento del 'OK Computer', un disco-presagio que avanzó la alienación y deshumanización de una sociedad tecnologizada. Un trabajo seminal que encumbró a la banda de Oxford y sentó cátedra en el universo pop.   

Portada de 'OK Computer', tercer álbum de estudio de Radiohead

En la primavera del 97 internet era todavía un mero exotismo, la domótica un sueño húmedo y los drones ciencia ficción. La tecnología era por aquel entonces todo augurios, una distopía que se intuía lejana pero que ya producía desasosiego al por mayor en un ensimismado Primer mundo. La aparición del OK Computer, tercer álbum de estudio de la banda británica Radiohead, fue la radiografía de esa primigenia alienación tecnológica que veinte años después, a golpe de pixel y banda ancha, parece incluso cándida.

El artilugio pergeñado por el quinteto de Thom Yorke se coló sin llamar a la puerta entre la algarabía brit-pop y los estertores de la anomia grunge. Un interludio en el que reinaban las Spice Girls con elocuentes estribillos del tipo: “I wanna really really really wanna zigazig ha” y en el que OK Computer aterrizó como elefante en cacharrería. “Este disco es el inicio de una nueva etapa”, confiesa Julio Ruiz, presentador del programa Disco Grande de Radio 3 y entusiasta pregonero del aquel lanzamiento. “No ha perdido pulso en absoluto. Le dices a alguien que éste es un disco de ahora y cuela. Cómo será la cosa que colocas simétricamente In rainbows y OK Computer y parece que no les separan diez años de lo avanzado que fue”, añade el periodista.

Julio Ruiz: “No ha perdido pulso. Le dices a alguien que es un disco de ahora y cuela"

Músicos como Miguel Rivera, voz y guitarra del grupo sevillano Maga, recuerda las primeras escuchas con fervor: “La producción oscura, distorsionada, trufada de mellotrones y demás cacharraje analógico me acabó de embaucar. Huelga decir que las composiciones, las melodías, las letras, me resultaron sublimes”. Rivera apunta también al carácter disruptivo que tuvo su publicación en un contexto todavía grogui tras la bacanal que supuso el brit-pop: “Creo que es un disco que rompió los esquemas del momento. Más por salirse completamente del tiesto que por plantear algo genuinamente nuevo”.

Esa capacidad para salirse de lo establecido y romper con su pasado es —según Rivera— lo que confiere a este álbum tintes de clásico: “Me pareció admirable que un grupo hasta entonces indie se atreviera a hacer un disco así, en el que se plasmaba sin complejos la influencia de glorias del rock sinfónico como King Crimson”. Una reflexión que comparte Juan Alberto Martínez, líder de la banda granadina Niños Mutantes: "Creo que consiguen el equilibro justo entre la agresividad de ciertos pasajes y momentos evocadores e intimistas. Abren un camino muy interesante, recuperan bandas que habían sido defenestradas por el punk como Pink Floyd o King Crimson".

Juan A. Martínez: "Consiguieron el equilibro justo entre agresividad e intimismo"

Otra de las claves que apunta el músico granadino es esa constante búsqueda que siempre ha caracterizado a la banda: "Recuerdo el impacto que provocó la publicación por lo inesperado, fue todo un volantazo y no tuvieron miedo a la hora de dilapidar lo que habían conseguido y no recrearse una y otra vez en ello. La capacidad para investigar a través del pop y llevarlo a altas cotas en busca de trascendencia es algo que define este disco".

Un borrón y cuenta nueva que Yorke y los suyos tramaron durante meses en un cobertizo de la campiña inglesa. "Trazaría dos líneas que me llevarían a los dos discos previos. Porque Airbag me parece que podría estar en el anterior y Electioneering en el debut. Pero lo que es de nueva composición sin duda es el último tercio del disco. La prueba definitiva. Demoledores esos cuatro cortes. Con todos los respetos para Paranoid android o Karma police que no están en ese tramo", explica Julio Ruiz.

"No es fácil ser deudor de Radiohead"

El diario británico The Guardian recapitulaba con sorna en el décimo aniversario de la epifanía: “¿Qué nos aportó este álbum una década después? Por un lado, trajo de vuelta a la música los temas del efecto de la tecnología en la mente humana. Por otro lado, Coldplay”. En efecto, el rollito orwelliano y la anemia existencial que los de Oxford pusieron sobre el tapete creó escuela con mayor o menor fortuna. Hablamos de propuestas insulsas como las de Snow Patrol o Keane, pero también de otras mucho más sugerentes como Four Tet o Jamie XX. “Hay rastros y huellas en grupos foráneos pero no tanto como para decir que son Radiohead 2 y mucho menos en nuestro país... No es fácil ser deudor de Radiohead”, zanja Julio Ruiz.

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