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El viaje al centro de la Tierra del ser vivo más solitario

JAVIER YANES

La bacteria Desulforudis audaxviator es, posiblemente, la especie viva más solitaria del mundo. Su estilo de vida es indicativo de su gusto por los lugares poco frecuentados: vive en charcos de agua entre las rocas, a una profundidad de tres kilómetros bajo el suelo, sin luz, sin oxígeno y a 60ºC de temperatura.

Por si quedasen dudas sobre qué otras especies comparten el hábitat de audaxviator, la respuesta se publica hoy en Science: ninguna.

Científicos de EEUU recogieron y filtraron 5.600 litros de líquido del nivel 104 de la mina surafricana de Mponeng, a 2.800 metros de profundidad. Su intención era secuenciar en masa todo el ADN, una técnica llamada metagenómica que ofrece pistas sobre las especies que componen un ecosistema. Para sorpresa de los investigadores, el 99,9% era audaxviator. El resto, contaminación.

Estudiando sus genes, los científicos han comprobado que, en sus millones de años de viaje al centro de la Tierra y de aislamiento –el nombre audaxviator procede de la novela de Julio Verne y significa viajero audaz–, la bacteria ha aprendido a ser un ecosistema completo en sí misma: extrae su energía de sulfatos, su hidrógeno de la descomposición del agua por minerales radiactivos, su carbono de fuentes inorgánicas y su nitrógeno del amoniaco. Resiste el calor, un entorno químico cuasiextraterrestre y, si falta el agua, se enquista.

Lo único que esta superbacteria no puede soportar es su particular kryptonita: el oxígeno.

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