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Un veneno ilegal mató a las seis águilas imperiales

Las aves se intoxicaron con un peligroso insecticida hallado en cebos en una finca cercana

J. S.

La muerte de las seis águilas imperiales halladas la semana pasada en la finca La Encomienda de Mudela (Ciudad Real), gestionada por el Ministerio de Medio Ambiente, se produjo porque consumieron un veneno prohibido desde 2003. El informe toxicológico hecho público por la Junta de Castilla-La Mancha confirma que estos animales, cuyas poblaciones se encuentran en peligro de extinción, consumieron el insecticida Aldicarb, retirado de la circulación por las autoridades debido a su peligrosidad para la salud humana y el medio ambiente.

Se trata del mismo producto que fue encontrado en unos cebos envenenados en una finca particular cercana al lugar en el que se descubrió a las águilas y que mantiene un pequeño aprovechamiento ganadero, según la Junta. La legislación penal española considera el envenenamiento de estas aves como un delito y la Consejería de Agricultura de la Junta asegura que se personará como acusación particular en cuanto las autoridades den con el responsable.

'La publicidad y trascendencia del caso va a hacer más difícil encontrar al culpable', lamenta el responsable de Conservación de SEO/Birdlife, Juan Carlos Atienza. Su organización tiene en marcha un programa en colaboración con la Junta de Castilla-La Mancha para reducir el número de muertes de animales causadas por envenenamientos malintencionados, llamado Life+Veneno. La manipulación del Aldicarb, presente en un tercio de los cebos envenenados, conlleva un grave riesgo para la salud y suele utilizarse para acabar con los depredadores que amenazan a las piezas de caza o al ganado.

Los cadáveres de las águilas se encontraron el pasado jueves 12 de enero en una finca cuya gestión corresponde al Organismo Autónomo Parques Nacionales, dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. La propiedad de los terrenos pertenece en un 99,3% a manos privadas, según el Ministerio. El Estado tiene arrendados estos terrenos para el aprovechamiento de la caza menor. Esta zona, conocida como el Campo de Montiel, es un lugar muy poblado por águilas imperiales. Ecologistas en Acción ha pedido que se prohíba la caza en el lugar.

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