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Prediabetes La prediabetes, un diagnóstico nebuloso en medicina y un gran negocio farmacéutico

Expertos señalan que las farmacéuticas y los fabricantes de equipos médicos intentan aprovechar un nicho sin base científica sólida.

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Aparato para medir la glucosa en sangre.-THE AMERICAN CHEMICAL SOCIETYMAS INFORMACION

madrid,

¿Puede una palabra llamativa llegar a significar más que la evidencia médica sobre la que se supuestamente se sostiene? Pues en el caso de la prediabetes eso es lo que pasa, según la mayoría de los expertos consultados por la revista Science, que creen que representa un diagnóstico dudoso del que las farmacéuticas se están además aprovechando, lo que implica la existencia de graves conflictos de interés en instituciones médicas, sin fines de lucro, de prestigio internacional.

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La guerra contra la prediabetes ha creado en Estados Unidos 84 millones de “pacientes” y no lleva camino de disminuir. Dada la gran influencia de la medicina de ese país en la del resto del mundo occidental (véase la exportación de la progresiva intolerancia respecto a los niveles de colesterol), el tema adquiere relevancia internacional.

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En el caso de la prediabetes, lo que se pensó hace casi 20 años como un término de alarma para que médicos y público se tomen en serio la elevación del nivel de azúcar en sangre por el riesgo de que progrese a diabetes tipo 2 (una enfermedad grave), ha tomado vida propia, sin que haya ido acompañada por una mayor evidencia científica. Es lo que concluye la investigación periodística hecha por Charles Piller.

"No estamos seguros de que tratar la prediabetes sea más beneficioso que perjudicial"

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El término nació en 2001 en una campaña de prevención de la Asociación Estadounidense de Diabetes (ADA) y derivó rápidamente en una medicalización masiva de condiciones antes consideradas normales, al ser recogido por la “biblia” de la diabetes, el Standards of Medical Care in Diabetes. El prestigioso Centro para el Control de Enfermedades (CDC) siguió la estela de ADA y lo continúa haciendo, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha negado durante todos estos años a considerar la prediabetes un diagnóstico válido, y también se han mostrado escépticas organizaciones europeas.

Una cosa es recomendar una dieta saludable y hacer ejercicio como medio de mantener la salud general y un nivel aceptable de azúcar en sangre en particular, algo en lo que toda la comunidad científica está de acuerdo, y otra meter miedo a los pacientes que tienen un nivel ligeramente elevado e incluso tratarlos con medicamentos cuya eficacia no está probada y que tienen efectos secundarios.

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No hay medicamentos para la prediabetes

De hecho no hay ningún medicamento aprobado específicamente para la prediabetes, aunque hay más de 100 candidatos. Ni los datos médicos ni los epidemiológicos apoyan esta preocupación por la prediabetes, indican los escépticos, y la pregunta clave de en cuántos casos y con qué rapidez la prediabetes se convierte en diabetes tipo 2 tampoco tiene una respuesta clara.

La progresión de prediabetes a diabetes está en menos del 2% anual

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Las cifras alarmistas manejadas por la ADA hace unos años ya no se sostienen. Los datos del propio CDC, resalta Science, indican que la progresión de prediabetes a diabetes está en menos del 2% anual de los casos o menos del 10% en cinco años.

La última y completa revisión internacional del tema, realizada por la Cochrane Library de Londres en 2018, demostró que la mayor parte de las personas que serían prediabéticas según los criterios actuales nunca se convierten en diabéticas y que las que lo hacen son las que de entrada están en el nivel superior del rango considerado. Según esta revisión de 103 investigaciones, hasta el 59% de los pacientes con prediabetes volvieron a tener niveles glucémicos normales entre uno y 11 años después del diagnóstico sin tratamiento alguno.

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Su conclusión: “ Los médicos deben de tener cuidado con tratar la prediabetes porque no estamos seguros de que sea más beneficioso que perjudicial”. Lo que resulta más escandaloso de la investigación de Science es la cantidad de dinero que se está gastando en largos y grandes estudios con pacientes de prediabetes sin resultados concluyentes y, sobre todo, el hecho de que la ADA y sus expertos que promueven el tratamiento farmacológico de la prediabetes han recibido entre 18 y 27 millones de dólares anuales en los últimos años de empresas que fabrican medicamentos o tests para la diabetes y la obesidad (una epidemia en Estados Unidos), trastornos que están relacionados.

Lo mismo sucede con muchos de los expertos que redactan la citada “biblia” de la diabetes. De hecho, el Colegio de Médicos de Estados Unidos cita estos conflictos de interés entre los más importantes existentes en la medicina estadounidense, mientras que tanto la ADA como los expertos aseguran que el dinero que reciben no influye en sus recomendaciones.

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Además, hay otro aspecto, que afecta directamente a las personas a las que se les dice que están en riesgo de convertirse en diabéticas. Empresas de instrumental médico están comercializando caros monitores continuos de glucemia conectados al teléfono móvil que esperan vender por millones en los próximos años y que pueden tener ciertos riesgos médicos. Otros métodos más simples para controlar la glucosa en el hogar se están extendiendo, todo ello sin una prescripción médica en la inmensa mayoría de los casos. Como concluye Victor Montori, experto de la Clínica Mayo, la diabetes puede y debe prevenirse pero “no creo que hagamos eso si convertimos a cualquier persona sana en un paciente”.

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