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MADRID-. Plutón es un planeta (enano) bastante raro, que gira tumbado alrededor del Sol y que tiene una luna –Caronte- casi tan grande como él. Parece que estas rarezas tienen su origen en un gran choque con uno o varios cuerpos celestes pero, hasta que Plutón y sus satélites fueron explorados por primera vez de cerca el año pasado por la sonda New Horizons, solo se podía especular sobre la época en que se formó el sistema. Ahora, los astrónomos que lo están cartografiando a partir de la enorme cantidad de datos enviados por los siete instrumentos de la nave han llegado a la conclusión que el cataclismo se produjo en los albores del Sistema Solar, hace 4.000 millones de años. Desde entonces, Plutón da vueltas al Sol con su eje norte-sur inclinado 120 grados respecto al plano de su órbita (este ángulo en la Tierra es de solo 23 grados) y tanto Caronte como sus otros cuatro satélites, mucho más pequeños, muestran igualmente las consecuencias de este impacto.
El equipo de New Horizons, la nave que se acercó a solo 12.500 kilómetros de la superficie de Plutón el 14 de julio de 2015 y desde entonces viaja hacia el cinturón de Kuiper, ha presentado sus primeros resultados científicos en la revista Science y en un congreso en Houston (Estados Unidos). Alan Stern, el director de la misión, ha recordado que ha sido un viaje de reconocimiento y plantea tantas preguntas como respuestas se están obteniendo.
La superficie, nunca vista antes en detalle, es mucho más variada y activa geológicamente de lo que se esperaba y hace preguntarse cómo un pequeño planeta en una zona tan lejana puede mantener procesos activos durante miles de millones de años. Caronte también ha resultado tener muchos rasgos geológicos diferentes, con indicios de actividad tectónica. El estudio de centenares de cráteres en la superficie de ambos es lo que ha llevado a fechar aproximadamente cuando se produjo el impacto, explica la experta Kelsi Singer.
Es fácil imaginarse la Tierra inclinada tanto como Plutón pero casi imposible imaginarse el clima que tendría. Eso es lo que pasa con el clima del planeta enano, que es extremo y muy complejo, además de frío (más de 200 grados bajo cero) por su lejanía del Sol. Una misma zona puede ser tropical y ártica, señala Richard Binzel. Además, a muy largo plazo cambia la inclinación y las zonas climáticas se estiran y encogen. Solo una estrecha región ecuatorial es estable y es la única en la que no se observa hielo.
La variada orografía surge de la larguísima interacción entre los volátiles metano, nitrógeno y monóxido de carbono (hay además hielo de agua, pero estable). “Observamos indicios de ciclos fascinantes de evaporación y condensación”, dice Will Gundry. Son ciclos mucho más complejos que en la Tierra, donde solo se evapora y condensa el agua. Cerca de la superficie, el nitrógeno reina en la atmósfera, con un 99% del total.
Estos cambios de temperatura causan variaciones exponenciales en la presión del nitrógeno y Stern cree que hace tiempo, alrededor de un millón de años, había nitrógeno líquido en la superficie de Plutón, en forma de ríos y lagos, lo que dio lugar a la orografía que ahora se observa. Un ejemplo es un lago helado de 30 kilómetros de longitud en la zona llamada Sputnik Planum.
El origen de otros rasgos, por ejemplo valles que se bifurcan muchas veces y lo que parece glaciares recientes desde las tierras altas a las bajas es misterioso. Una hipótesis es que existe en la actualidad un ciclo hidrológico del nitrógeno: el hielo se sublima y se redeposita en las zonas altas desde donde se desliza hacia abajo. También podría haber todavía, a gran profundidad, nitrógeno líquido.
Otro misterio es que la temperatura de la parte alta de la atmósfera es mucho más baja de lo que se esperaba, por lo que el ritmo de escape de los gases al espacio es igualmente muy bajo. Sorprendentemente, Plutón pierde atmósfera al mismo ritmo aproximado que la Tierra y se escapa sobre todo el metano.
Por otra parte, el larguísimo viaje de New Horizons ha permitido hacer un inédito experimento con radar. “Cuanto más lejos, más difícil es obtener datos planetarios con el radar”, ha recordado Cathy Olkin. El experimento se hizo el 14 de julio de 2015, justo después de la máxima aproximación a Plutón, con radar biestático. La señal se envió hacia Plutón desde una antena terrestre, desde donde rebotó al receptor en la cercana New Horizons, que luego ha transmitido los datos a la Tierra. La distancia a la que estaba Plutón era entonces de 33 unidades astronómicas (5.000 millones de kilómetros), y el record lo tenía un experimento similar realizado en Saturno (a 10 unidades astronómicas).
Todavía falta por llegar a la Tierra casi la mitad de la información recogida por New Horizons, que estará completa en octubre próximo. Seguro que hay más sorpresas.
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