Se ofrece niño rubio con ojos azules
Una clínica de fertilidad estadounidense afirma que, en menos de un año, podrá conseguir que sus clientes elijan, además del sexo del bebé, el color de sus ojos y de su pelo
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"Soy un médico. Quiero dar todo lo que la ciencia me ofrece a mis pacientes". Con estas declaraciones, realizadas a la cadena estadounidense CBS, el director de una cadena de clínicas de reproducción asistida The Fertility Institutes, con sede en Los Ángeles, Las Vegas, Nueva York y Guadalajara (México), Jeffrey Steinberg, justificó ayer la sorprendente promesa que ya había anunciado en la página web de sus centros el pasado 12 de diciembre: en un año, los padres que se sometan a un tratamiento de reproducción asistida podrán no sólo elegir el sexo de su futuro bebé y asegurarse de que esté libre de enfermedades, sino también conseguir, con un 80% de posibilidades, que tengan un determinado color de ojos o de pelo.
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Más allá de la indudable estrategia publicitaria que ha supuesto este anuncio (recogido en medios tras su publicación en The Wall Street Journal), éste ha vuelto a destapar una polémica que acompaña a estas técnicas desde el principio de su desarrollo: la posibilidad de desarrollar niños a la carta.
La ciencia-ficción ha utilizado este recurso en numerosas ocasiones pero los rápidos avances tecnológicos hacen prever que la fantasía podría convertirse en realidad.
La pregunta es si es posible, ahora mismo, elegir el color de los ojos o del pelo de un bebé a partir del diagnóstico genético preimplantacional (DGP), la técnica que permite escoger los embriones idóneos para su implantación en el útero materno. Según el presidente de la Sociedad Española de Fertilidad, Buenaventura Coroleu, "no hay ningún método en la literatura científica" que permita detectar estas características. Sin negar este extremo, el médico estadounidense que lo ha ofrecido se agarra, sin embargo, a los resultados de un estudio, presentado en noviembre en una reunión de la Sociedad Estadounidense de Genética Humana por el especialista William Kearns.
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En el estudio, el médico describía cómo había conseguido amplificar el ADN disponible de una única célula embrionaria para identificar enfermedades complejas pero, también, algunas características físicas de los embriones.
Sin publicaciones
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Sin embargo, como recuerda Coroleu, "un trabajo preliminar no siempre se puede reproducir con éxito en otros laboratorios" por lo que "no se puede considerar que una técnica tiene base científica hasta que no esté publicada". Así, este experto rechaza la propuesta de Steinberg aunque fuera capaz de llevarse a cabo. "Podría aparecer algún kit en el futuro que detectara estas características", subraya, "pero el DGP debe utilizarse para solucionar problemas, fundamentalmente de fertilidad".
El director científico del Instituto Valenciano de Infertilidad, Carlos Simón, no duda en afirmar que la técnica "no es técnicamente posible en este momento". Aún si pudiera aumentar hasta un 80% las posibilidades de acertar el color de los ojos o del pelo, la consideraría un fraude. "El DGP se utiliza para evitar enfermedades muy graves, y las evita al 100%. Si lo hiciera al 80% no sería una técnica fiable", subraya. Simón califica la maniobra de Steinberg de "cuña publicitaria", que perjudica a los que ejercen esta técnica. Desde el punto de vista científico, Simón cree que en un futuro próximo "se podrá diagnosticar cualquier situación que dependa de un único gen".
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No es el caso del color de los ojos o del pelo, entre los que no se conoce un determinismo entre una variante génica concreta y un resultado o color determinado. No obstante, en octubre de 2007, un equipo de la empresa islandesa deCode Genetics publicó un estudio realizado con muestras de individuos islandeses y holandeses en la revista Nature Genetics en el que identificaba varias mutaciones que influían en el color de la piel, los ojos y el cabello. En cualquier caso, se trataría de una asociación probabilística, como todas las que no están ligadas a un único gen.
Por lo tanto, incluso suponiendo que Steinberg cumpliera su predicción, la garantía distaría mucho de ser tal. El médico ha declarado que más de seis parejas se han interesado ya por la técnica, a la que podrían optar pacientes de todo el mundo, puesto que la ley de EEUU no regula el DGP. Y aunque a muchos les pueda sonar a eugenesia, una encuesta de la Universidad de Nueva York deja claro que tiene mercado: entre un 10% y un 13% de estadounidenses desearía que existiera un test no sólo para detectar el color de los ojos, sino una mayor inteligencia o complexión atlética. Esto último no parece, en ningún caso, una opción factible. Como recuerda Simón: "Somos nuestra interacción con el ambiente, no somos sólo genes".
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¿Para qué sirve?
El DGP se utiliza para comprobar si un embrión es normal desde un punto de vista genético. Las utilidades reales de esta herramienta son dos: aumentar las posibilidades de éxito de la fecundación in vitro, puesto que un embrión sano tiene más probabilidades de implantarse en el útero, y evitar enfermedades monogénicas hereditarias.
¿En qué consiste el proceso?
Tres días después de la punción ovárica y de la fecundación del óvulo por un espermatozoide, es decir, cuando el embrión posee entre 6 y 8 células, se procede al DGP. En primer lugar, se realiza un orificio en la zona pelúcida (membrana externa) del embrión y se aspira un blastómero o célula. Se analizan los núcleos marcando sus cromosomas con sondas fluorescentes o se amplifica su ADN para buscar distintas mutaciones. El resto del embrión sigue en cultivo para ser transferido al útero de la mujer en cuanto se conoce el diagnóstico.
¿Se hace en todos los casos?
Por regla general, no, aunque algunos centros lo incluyen en sus servicios básicos. El DGP está indicado si uno o ambos miembros de la pareja son portadores de alguna enfermedad genética hereditaria, si son portadores de alguna anomalía genética, si han experimentado un fracaso repetido en diversos ciclos de FIV (fecundación in vitro) o ICSI (inyección de espermatozoides en el óvulo), si la mujer ha padecido diversos abortos espontáneos de repetición, si hay antecedentes de un embarazo aneuploide previo (causante, por ejemplo, del síndrome de Down) y en un tipo concreto de esterilidad masculina, la causada porque no se obtienen espermatozoides de lo eyaculado. También es recomendable en las mujeres mayores de 37 años.
¿Qué dolencias se pueden evitar con el DGP?
Existen tres tipos de enfermedades monocigóticas que se pueden evitar a través del DGP: las autosómicas recesivas (como la fibrosis quística), las autosómicas dominantes (como él síndrome de Marfan) y las ligadas al cromosoma X (como la hemofilia A). Algunos centros, como el Instituto Valenciano de Infertilidad, aseguran que ya se pueden detectar 30 enfermedades, y la lista, además, aumenta rápidamente.
¿Sólo se pueden evitar los niños enfermos?
No. Actualmente se pueden detectar en los embriones no sólo enfermedades sino mutaciones genéticas que predisponen a desarrollar alguna patología en el futuro. El pasado 9 de enero nació en Gran Bretaña la primera niña libre de una mutación asociada al cáncer de mama. Además, el DGP sirve para favorecer el nacimiento de niños que puedan ayudar a curar a sus hermanos enfermos. El pasado mes de octubre nació en Sevilla el primer niño concebido con ese fin en España.
¿Tiene límites el DGP?
Se está avanzando tanto en esta técnica que es difícil predecirlo.