Japón desarrolla el tren de levitación magnética más rápido del mundo
Los trenes 'que vuelan' pueden superar los 700 km/h
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La compañía de ferrocarriles japonesa Central Japan Railway ha anunciado que, a partir de 2025, pondrá en circulación el tren de levitación magnética más rápido del mundo, que alcanzará una velocidad de 550 kilómetros por hora y que sustituirá a los actuales trenes de alta velocidad nipones.
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La línea -en la que se invertirán 34.300 millones de euros- tendrá una longitud de unos 300 kilómetros y podría unir, en una primera fase, la ciudad de Tokio con Nagoya, y más tarde se ampliaría hasta Osaka. La tecnología de levitación magnética (Maglev) consiste en utilizar la energía electromagnética para impulsar trenes, que van flotando sobre la vía.
Hay dos clases de sistemas: la suspensión electromagnética (EMS) -que utiliza la fuerza de atracción de un imán junto a la vía para elevar el tren sobre ella- y la suspensión electrodinámica, que utiliza la fuerza de repulsión entre dos imanes para sustentar el tren sobre la vía.
Wilem van der Pol, fundador y presidente de la Asociación Europea Maglev (EMA), diferencia, además, entre el sistema europeo, donde el motor de tracción se encuentra en las vías -como en el Transrapid alemán-, y el sistema americano, en el que el motor está en el vehículo.
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Cualquiera de los dos sistemas pueden alcanzar velocidades muy superiores a las de los trenes convencionales de alta velocidad, pudiendo superar, en teoría, los 700 kilómetros por hora.
Según la American Federal Railroad Administration (AFRA), que gestiona los ferrocarriles en EEUU, "es una tecnología avanzada de transporte que se vale de la fuerza electromagnética para mantener suspendido y propulsar a un vehículo sobre una vía especialmente diseñada para ello. La técnica eliminaría cualquier componente móvil, como las ruedas, así como fricciones".
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Impulso en EEUU
Este organismo quiere impulsar esta tecnología en EEUU, ya que es limpia, no emite gases contaminantes y es silenciosa. Kevin C. Coates, uno de los fundadores del International Maglev Board, confirma a Público que el nuevo presidente Barack Obama "quiere ver trenes de levitación magnética en EEUU y ser líder mundial en esta tecnología, por lo que ha destinado en su plan de estímulo económico unos 8.000 millones de dólares para incentivar este medio de transporte".
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"Los maglev tienen más en común con los aviones que con los trenes", añade.
Interstate Traveller Company es una de las empresas que quiere empezar el juego. Pretende construir un sistema maglev de alta velocidad basado en paneles solares que darían energía a baterías de hidrógeno que, a su vez, harían funcionar el sistema magnético. La línea, que uniría las ciudades de Detroit y Lansing, consistiría en una vía levantada sobre pilares a un lado de la Interstate 96, la carretera que une ambas localidades y sobre la que circularían vehículos especiales a velocidades de hasta 322 kilómetros por hora.
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Según los promotores de la idea, una de las ventajas adicionales de esta línea es que no sólo generaría energía para el tren, sino que la sobrante podría transportarse por el interior de la vía a localidades cercanas, o llevar fibra óptica para las comunicaciones. El problema es que cada kilómetro y medio construido costaría 15 millones de dólares.
El coste es, precisamente, la principal barrera para la generalización de esta tecnología de transporte. De hecho, muchos proyectos en todo el mundo (sobre todo en Europa) se han ido al traste por cuestiones monetarias. Uno de ellos fue el que iba a unir el aeropuerto de Múnich con la ciudad en diez minutos en lugar de los 45 que se tarda en un tren convencional, pero el plan se desechó hace un año porque el presupuesto inicial de 1.850 millones de euros se multiplicó por dos.
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Costes y otros problemas
Coates, quien defiende que la tecnología está madura, afirma que los costes de construcción se han reducido considerablemente y que "el mantenimiento tiene un coste un tercio menor que el de un tren de alta velocidad convencional".
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Aun así, ya hay varias líneas en funcionamiento. La compañía germana Transrapid tiene una vía de pruebas elevada en Emsland (Alemania), entre las localidades de Dörpen y Lathen, abierta a los turistas. Además, fue la primera compañía en inaugurar en 2004 una línea maglev en Shanghai, que une los 30 kilómetros que separan la ciudad y el aeropuerto Pudong a una velocidad punta de 430 kilómetros por hora.
Otros dos problemas son las piezas de repuesto y los efectos sobre la salud. A mediados de los años 80, Gran Bretaña fue el primer país en contar con un tren de levitación magnética. Unía las dos terminales del aeropuerto de Birminham pero fue sustituido por autobuses ante la dificultad de encontrar repuestos.
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Respecto a los problemas de salud, hay dudas sobre cómo afectan los campos magnéticos al organismo. Según los expertos, los niveles de magnetismo tanto dentro del vehículo como en el exterior están muy por debajo de las recomendaciones internacionales, están a la altura del campo magnético terrestre y son mucho menores que el electromagnetismo de un televisor, por ejemplo. De hecho, tanto el Instituto Federal de Salud y Seguridad en el Trabajo de Alemania y la AFRA dijeron en 1994 tras varios estudios que los niveles de radiación eran mínimos y que no hacía falta reducirlos.
A pesar de las dificultades de esta clase de transporte, ya existen diferentes proyectos en todo el mundo, sobre todo en EEUU. Coates recalca que "al contrario que en Europa, el sistema de ferrocarril en EEUU es antiguo, por lo que se encuentra en una excelente posición para superar el sistema de trenes eléctricos y cambiarlo por otro más silencioso y sostenible".
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El plan de estímulo económico propuesto por Barack Obama puede dar alas a diversos proyectos de levitación magnética, como el que pretende unir Las Vegas con Disneylandia en sólo dos horas y a velocidades que superarían los 482 kilómetros por hora. Sería el primer tren de estas características en EEUU.
Otro plan en estudio es el enlace entre el aeropuerto de Pittsburg con la ciudad. Sería un recorrido de 57 kilómetros que podría estar finalizado en dos años y medio, según Fred Gurney, presidente de la compañía Maglev Inc.
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Asia es otro de los puntos calientes. China está planteándose añadir al maglev que ya existe, otro que una los dos aeropuertos de Shanghai, según ha revelado recientemente el alcalde de la ciudad, Han Zheng, que dijo que las obras podrían comenzar en 2010, con tres años de retraso sobre la agenda prevista. Sería una línea de 31,8 kilómetros de distancia que se uniría a otro trayecto que enlazaría Shanghai y Hangzhou -la capital de la provincia costera de Zhejiang, una de las más industrializadas de China-, separadas por 170 kilómetros.
Esta obra comenzaría a finales de este mismo año, tendría un coste de unos 3.660 millones de euros y estaría finalizado antes de la Exposición Universal de Shangai de 2010. Los trenes, que pueden alcanzar una velocidad de 430 kilómetros por hora, unirán las dos ciudades en menos de media hora.
Asimismo, la compañía coreana Rotem, dependiente del gigante Hyundai, también planea finalizar en el año 2012 una línea maglev que opere en el Aeropuerto Internacional Incheon (Seúl).