Una señal química indica a las moscas con quién copular
Una feromona ayuda a las Drosophila a distinguir el sexo y la especie de su pareja
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Buscar sexo en un montón de mierda es un asunto turbio y sin las guías adecuadas es fácil copular con quien no se debe. Es lo que les ha pasado a muchas de las moscas de la fruta (D. melanogaster) que participaron en un estudio canadiense para desentrañar la gramática del lenguaje químico amoroso de estos dípteros.
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Como alguna especie de primates, las moscas organizan sus encuentros sexuales a la hora de la cena. Pero ellas no lo hacen alrededor de una coqueta mesa con dos velas encima sino en un montón de estiércol atestado de insectos en el que también hay moscas de otras especies.
Para comprender el lenguaje químico que pone orden en este caos, los investigadores, que publican su estudio hoy en Nature, crearon moscas transgénicas desprovistas de las células que secretan las feromonas que codifican este lenguaje. Después, agregaron feromonas de una en una o cócteles de varias para examinar sus efectos en otras moscas. Para su sorpresa, descubrieron que las moscas sin perfume, independientemente de su género, resultaban irresistibles para los machos, incluidos los de otras especies.
El estudio muestra que un solo compuesto producido por un tipo concreto de células es suficiente para comunicar a las otras moscas la identidad sexual y sirve como barrera reproductiva para impedir que las D. melanogaster copulen con especies ajenas.
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Los científicos también comprobaron la competencia entre sexos. Mientras los machos durante la cópula inyectan en su pareja un compuesto que las hace menos atractivas para otros machos, ellas segregan un antídoto afrodisiaco para poder seguir atrayendo machos y asegurar así la fertilización de sus huevos.