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Una óptica que revoluciona la electrónica

JUAN JOSÉ SÁENZ. Catedrático de Física de la Materia Condensada de la Universidad Autónoma de Madrid

La idea de invisibilidad ha fascinado a la gente desde hace miles de años, y ha sido la inspiración de infinidad de mitos, novelas y películas.

El desarrollo de nuevos materiales fotónicos podría hacer posible la fabricación de capas invisibles o recubrimientos que hacen que la luz y otras radiaciones electromagnéticas rodeen un determinado objeto.

Estos desarrollos se enmarcan dentro de una nueva disciplina científica conocida como nanofotónica.

Nanomisterios

La nanofotónica tiene por objeto el estudio de la generación, control y detección de luz en escalas similares o menores que su propia longitud de onda, y el estudio de la interacción con la materia a escala nanométrica.

Nuevos dispositivos y materiales con propiedades ópticas inusuales ya están revolucionando diversas disciplinas: desde el desarrollo de nuevas células solares o el diseño de fuentes de luz muy eficientes, hasta la fabricación de sensores químicos y biológicos.

Estos nuevos sensores tienen un gran impacto en el área de la seguridad, donde se utilizan como detectores sofisticados de explosivos y amenazas biológicas.

El desarrollo de nuevos materiales fotónicos podría conducir a una auténtica revolución optoelectrónica, haciendo con la luz lo mismo que los semiconductores hacen con los electrones.

En relación con la invisibilidad, todavía se está muy lejos de construir recubrimientos que funcionen con la luz visible, pero la mera posibilidad de su existencia abre campos hasta ahora considerados como ciencia ficción o fantasía.

Beneficios invisibles

Es fácil pensar que muchas de las aplicaciones directas de estas nuevas tecnologías están asociadas a aplicaciones de carácter militar.

De hecho, la invisibilidad a ondas de radar —similares a la luz visible, pero con una longitud de onda muchísimo más larga— ha sido un tema tradicional de investigación militar que, al contrario que la investigación realizada en centros públicos, no está fuertemente limitada por los recursos financieros.

Desgraciadamente, la transferencia de los avances en esta área de trabajo, desde los centros de investigación militar a las innumerables aplicaciones de interés social, es muy limitada, por no decir invisible.

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