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Los indígenas de la península ibérica también escribían cartas

 Los antiguos habitantes de la península ya empleaban la escritura siglos antes de la llegada de la romanización. Un abecedario paleohispánico hallado esta semana en el yacimiento de Turuñuelo (Badajoz) lo corrobora.

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Rostro tartésico hallado en el yacimiento paleohispánico de El Turuñuelo (Badajoz). — WIKIMEDIA COMMONS

ABeKaTuIKeLBaNS?ŚTaUE. Es lo que puede leerse en la tablilla de pizarra que esta semana ha encontrado un equipo del Instituto de Arqueología de Mérida (IAM-CSIC) en las excavaciones del yacimiento tartésico de Casas del Turuñuelo (Guareña, Badajoz). "Desde el punto de vista de la historia de la escritura, cada abecedario es un tesoro", confía a Público el investigador Joan Ferrer i Jané, adscrito al Laboratorio de Investigación y Tratamiento de Textos Epigráficos Romanos y Antiguos (LITTERA) de la Universidad de Barcelona.

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Ferrer se enteró por la prensa del hallazgo y, enseguida, identificó que, además de dibujos de figuras de guerreros, en la tablilla se observaban signos de escritura. Más concretamente, letras de lenguas paleohispánicas –las habladas por los indígenas de la península ibérica antes de la romanización de la península a partir de finales del siglo III a. C–.

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Inmediatamente, se puso en contacto con los responsables de las excavaciones para pedir fotografías ampliadas y poder confirmar sus sospechas. "Se trata de un abecedario de alguna escritura paleohispánica meridional usada para representar alguna de las lenguas que empleaban las poblaciones indígenas de la zona", nos dice.

Lo supo por sus similitudes con los únicos dos paleo-abecedarios más que se han encontrado hasta el momento en la zona meridional de la península: uno en el yacimiento de Espanca (Castro Verde, Portugal), que tiene 27 signos y es el único que está completo, y otro en la excavación de Villasviejas del Tamuja (Cáceres).

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Alfabeto para los dioses

Un abecedario... ¿para qué? "No es una inscripción de propiedad, ni de producción", asegura Ferrer. Podría ser para hacer ejercicios de aprendizaje de la escritura, pero no es la única posibilidad. "Los abecedarios que se han conservado en soportes duros, como piedra o cerámica, parece que se usaban en contextos votivos, como una especie de exvotos. Muchas veces aparecen acompañados de inscripciones religiosas", añade.

Ferrer: "Los abecedarios que se han conservado en soportes duros parece que se usaban en contextos votivos"

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Además, en este caso, "parece el trabajo especializado de alguien profesional. Los dibujos que aparecen grabados en la tablilla también son muy detallados", nos dice este experto en el origen y desarrollo de las lenguas prehispánicas.

Su datación exacta aún no la conocemos, pero, según este experto, "debe ser de finales del siglo V a. C. o anterior". La escritura paleohispánica pertenece a las lenguas que usaban los indígenas ibéricos antes de la llegada de los romanos. Llegó de Oriente, donde se han encontrado las inscripciones más antiguas –en Mesopotamia, Egipto–, y fueron los comerciantes fenicios quienes la trajeron hasta aquí.

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El abecedario en la placa de pizarra. — CSIC

Más tarde, la escritura llegaría a nuestros vecinos al norte de los Pirineos y el resto del norte europeo.

En la península, se realizó una primera adaptación y luego se dividieron en dos familias diferentes, las escrituras nororientales y las meridionales, con sus correspondientes subdivisiones posteriores. "Casi todos los abecedarios siguen el mismo orden en los primeros signos, luego cada lengua va innovando en los añadidos del final", nos explica Ferrer.

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Es lo que ocurre con el encontrado en Turuñuelo, en el que los diez primeros signos coinciden en el mismo orden que en el abecedario de Espanca. "Lo que no acabamos de saber es cómo descifrar esas lenguas paleohispánicas, sobre todo, el tartesio y el ibérico, que no son indoeuropeas. El celtibérico, que sí lo es, se puede entender mejor", apunta.

Indígenas letrados

¿Y para qué usaban la escritura lo antiguos habitantes de Iberia? "¡Para lo mismo que nosotros, prácticamente! Ponían su nombre para marcar la propiedad de los objetos, la autoría de artesanías, escribían documentos de transacciones económicas, inscripciones funerarias, cartas...", señala Ferrer.

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Por otra parte, el hallazgo del abecedario del Turuñuelo es importante porque "garantiza la presencia de indígenas en el asentamiento y no solo de fenicios, por si a alguien le quedaba alguna duda", apunta Ferrer. Sin embargo, quedan todavía por aclarar unas cuantas incógnitas. "No sabemos todavía a qué lengua pertenece, está en una zona donde confluían una gran variedad de lenguas", explica.

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