Humanizar animales, al límite de la ciencia y la ley
Expertos británicos defienden la importancia de estas investigaciones en biomedicina pero piden más regulación
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El ratón con una oreja de forma humana y células procedentes de un ternero injertada en el lomo fue creado en 1995 en EEUU. Desde este ya clásico experimento hay un sinfín de pruebas científicas que se están desarrollando en todo el mundo con animales a los que se les ha implantado algún tipo de material humano.
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Un grupo de científicos británicos, encabezado por Martin Bobrow, de la Universidad de Cambridge, ha presentado un informe en el que se reclama un código que regule de forma exhaustiva y rigurosa el uso de material humano en animales (en inglés ACHM, Animals containing Human Material) para combatir enfermedades y mejorar la salud. Los científicos han hecho público su trabajo en la Academia de Ciencias Médicas de Londres, donde un periodista les ha preguntado hacia dónde va "la ciencia Frankenstein". La respuesta ha sido que tal cosa no existe. No obstante, piden reglamentar los aspectos científicos, sociales, éticos y de seguridad.
"Este campo de investigación es complejo y debe haber un diálogo continuo entre científicos, reguladores y el público en general. Nuestro informe recomienda que el Ministerio del Interior establezca un cuerpo experto para preceptuar la investigación ACHM y sugerimos también que clasifiquen estos estudios en tres categorías con tres niveles de escrutinio", ha explicado Bobrow. El investigador del Instituto Nacional de Investigación Médica MRC, Robin Lovell-Badge, ha aducido que el código de conducta internacional que actualmente aplican los científicos de muchos países no es suficiente. La ciencia biomédica y el estudio de las células madre exigen una nueva regulación para mejorar el conocimiento de cómo funciona el cuerpo humano y cómo tratar las enfermedades. La ACHM, según el panel de expertos, tiene un papel importante en la investigación médica.
A modo de ejemplo de las pruebas que realiza hoy la comunidad científica internacional, el grupo de expertos ha citado ratones que llevan genes humanos para estudiar enfermedades neurológicas, osteoporosis, trastornos del corazón y cáncer; cabras con genes humanos para producir proteínas humanas utilizadas para el tratamiento de coágulos sanguíneos; ratones a los que se ha implantado un tumor humano para conocer cómo se desarrolla y se extiende el cáncer y comprobar también la efectividad de medicamentos y terapias.