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Así funciona, y de verdad, el cerebro hipnotizado

Solo el 10% de la población es altamente susceptible de entrar en trance hipnótico.

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Escena del programa “1,2,3 Hipnotízame”, que ha merecido la queja de especialistas españoles en hipnosis.- ANTENA 3

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MADRID.- La hipnosis es un fenómeno real y sirve para mucho más que para entretener en espectáculos y programas de televisión más o menos manipulados. De hecho, ya se utiliza de forma creciente en aplicaciones clínicas. Sin embargo, la realidad es que no todo el mundo es susceptible de ser hipnotizado. Ahora, los científicos han logrado identificar las áreas del cerebro que se alteran de una forma determinada cuando se está en trance hipnótico y para conseguirlo han tenido que seleccionar a personas altamente susceptibles a la hipnosis y también a las más reacias.

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Los sujetos fueron escaneados en cuatro diferentes situaciones: en reposo, mientras recordaban algo y durante dos sesiones diferentes de hipnosis, explica la universidad. “Era importante que dispusiéramos como controles de personas a las que no se puede hipnotizar”, señala David Spiegel, director del experimento, que se publica en Cerebral Cortex. “Si no las tuviéramos, no sabríamos si la actividad cerebral que vemos en los hipnotizados se puede asociar o no con la hipnosis”.

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“Ahora que conocemos las áreas afectadas, podemos utilizar este conocimiento para alterar la capacidad de ser hipnotizado o la efectividad de la hipnosis para problemas como el control del dolor”

Spiegel lo interpreta así. “Durante la hipnosis estás tan absorto que no te preocupa nada más. La disociación entre la acción y la reflexión permite a la persona hacer cosas que le sugiere el hipnotizador o se sugiere ella misma sin dedicar recursos mentales a ser consciente de esta actividad”. En personas muy susceptibles se está utilizando la hipnosis para tratar el dolor, el crónico y también en el parto, y asimismo para tratar la adicción al tabaco y el estrés postraumático. Pero, como señala Spiegel, “ahora que conocemos las áreas afectadas, podemos utilizar este conocimiento para alterar la capacidad de ser hipnotizado o la efectividad de la hipnosis para problemas como el control del dolor”. Y es que el equipo ya está pensado en una combinación de estimulación cerebral e hipnosis para potenciar los efectos analgésicos de esta en personas más reacias. Algo que está todavía lejos, como reconocen ellos mismos.

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Los expertos en hipnosis científica, considerada la forma más antigua de psicoterapia en Occidente, han avanzado en Estados Unidos hacia una nueva definición, aunque reconocen que todavía no se entienden bien los mecanismos cerebrales implicados. Un comité de la Asociación Americana de Psicología propuso el año pasado la siguiente definición de hipnosis: “Un estado de conciencia que implica la atención focalizada y conciencia periférica reducida, caracterizado por una mayor capacidad de respuesta a la sugestión”. También se definieron la inducción hipnótica (“procedimiento diseñado para inducir la hipnosis”), la hipnotizabilidad (“la capacidad de un individuo para experimentar alteraciones sugeridas en fisiología, sensaciones, emociones, pensamientos o comportamiento durante la hipnosis”) y la hipnoterapia (“el uso de la hipnosis en el tratamiento de un trastorno o preocupación médica o psicológica”).

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Universidad de Stanford
Cerebral Cortex
AAHEA

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