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La escasa población, con la consiguiente calidad del cielo nocturno, también es ahora un recurso natural y la comarca turolense de Gúdar-Javalambre (lindando con Castellón y más conocida por su gran producción de trufa negra) ofrece sus cielos con muy baja contaminación lumínica para observar las estrellas. Lo hace con toda una infraestructura turística en funcionamiento y presentando Galáctica, un centro de difusión y práctica de la astronomía para aficionados que se inaugurará próximamente, bajo el amparo del Observatorio Astrofísico de Javalambre, un instituto de investigación profesional ya en marcha. Se suma la comarca así a otras zonas, de Teruel y del resto de España, en las que en vez de llenar todo de farolas, como ha venido sucediendo, se esfuerzan por conjugar la iluminación imprescindible con el derecho a observar las estrellas y proteger la oscuridad nocturna, patrimonio intangible de la humanidad.
En la vecina provincia de Cuenca se está poniendo en valor otro patrimonio, bajo el nombre El Cristal de Hispania. Se trata de las minas en las que los romanos se surtían de lapis specularis o espejuelo, el mineral de yeso que utilizaban en el imperio para las ventanas hasta que llegaron las de vidrio. El mineral, considerado de excelente calidad, se exportaba a través de Cartagena, donde llegaba en caravanas de carretas tiradas por bueyes por la calzada que unía esta ciudad con Alcalá de Henares. Era la legión la que organizaba y garantizaba la producción.
En Teruel, los visitantes que se quieran iniciar en la observación astronómica disponen de guías, cursos y actividades lúdicas
Las minas fueron el motor económico de la región y forman parte de su importante patrimonio romano que tiene su máximo exponente en las antiguas ciudades de Segóbriga, Valeria y Ercávica. Se pueden ya visitar tres minas de las centenares existentes en la provincia, en los pueblos de Torrejoncillo del Rey, Saceda del Río y Torralba, y se acaban de presentar las guías correspondientes, coordinadas por los arqueólogos María José Bernárdez y Juan Carlos Guisado, del Museo Histórico Minero. En Osa de la Vega, que también tiene ya su guía, existe un centro de interpretación y se trabaja en hacer visitable la Mina de la Condenada.
En Teruel, los visitantes que se quieran iniciar en la observación astronómica disponen de observaciones guiadas, cursos de astrofotografía y actividades lúdicas, como las fiestas de los equinoccios de primavera y otoño, jornadas gastronómicas y carreras nocturnas que se han celebrado en los últimos años.
Galáctica dispondrá de dos telescopios de observación nocturna y uno de observación solar, automatizados y con control remoto, para los visitantes, a los que informará, a la vez que acoja exposiciones, encuentros y otras actividades. También habrá seis cúpulas para que se puedan instalar instrumentos privados, con opciones de control a distancia, monitorización y transferencia rápida de datos. En astronomía la colaboración entre aficionados y profesionales es muy estrecha, y se podrán llevar a cabo incluso pequeños proyectos de investigación sobre estrellas, planetas, nebulosas y galaxias, señaló Mariano Moles, director del observatorio de Javalambre, en la feria Fitur.
"2016 va a ser un año vital para el desarrollo del astroturismo"
“2016 va a ser un año vital para el desarrollo del astroturismo en la comarca, ya que la puesta en marcha de Galáctica y optar al reconocimiento Starlight pueden hacer que no solo seamos nosotros los que disfrutemos de nuestro espectacular cielo sino también cientos de visitantes que no tienen a su alcance todos los días este patrimonio natural”, dijo José Luis Alvir, consejero comarcal y alcalde de Arcos de las Salinas. Se está presentando la candidatura a la Fundación Starlight para que la comarca reciba el reconocimiento como Reserva (que avala la máxima calidad del cielo) y Destino Starlight (que reconoce la existencia de la infraestructura y servicios necesarios para el visitante en el aspecto astronómico).
Volviendo a las minas romanas de Cuenca, recuperarlas tras su clausura hace unos 2.000 años y haber sido utilizadas como trampa o para depositar animales muertos, además de dar lugar a todo tipo de leyendas, no es tarea fácil. Sin embargo, a cambio, los arqueólogos que las investigan disponen de abundantes restos animales que les permiten estudiar, por ejemplo, la evolución de la oveja merina. Y para los visitantes tienen un indudable atractivo. Junto a los rastros inequívocos de cómo trabajaban los mineros, incluidos los huecos para situar las lucernas, en las galerías quedan cristales que no se extrajeron, que forman bellos panoramas subterráneos.
Más información -->
- Comarca Gúdar-Javalambre
- Aragón Investiga
- Vídeo de Galáctica
- Fundación Starlight
- Minas de lapis specularis
- Cuevas turísticas
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