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La energía solar carga el móvil

Varios proyectos proponen dispositivos de alimentación sin electricidad para viajeros o países del Tercer Mundo

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En la UE hay 2.000 millones de cargadores de batería en funcionamiento, una media de 5 a 8 por hogar, según un informe elaborado por la Comisión Europea. Si los ciudadanos decidieran utilizar la energía solar para cargar su teléfono móvil, la cámara digital o el iPod, se conseguiría reducir significativamente el consumo eléctrico mundial. Varias empresas han lanzado al mercado cargadores portátiles equipados con placas solares, que permiten cargar en cualquier parte aparatos electrónicos de bajo consumo, sin necesidad de gastar electricidad. La mayoría tienen en común un aspecto: se fabrican en China.

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Kip Stringfellow, joven estadounidense de 22 años y fundador de Ecopowered Solution , acaba de sacar a la venta el cargador solar SunCell. El modelo definitivo de SunCell, un cargador solar del tamaño de una libreta de bolsillo que es fruto de seis meses de trabajo conjunto entre el americano y el fabricante de Shenzhen, está compuesto por dos placas solares que deben desplegarse en posición horizontal para que tomen contacto con la luz solar. Necesita unas 7 u 8 horas para cargarse. También puede cargarse con electricidad, pero entonces pierde su carácter ecológico y se convierte en un cargador de emergencia.

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A fallback.

Stringfellow no espera que sus clientes compren el SunCell para ahorrar dinero en electricidad. Pero sí espera que lo compren motivados por la cuestión medioambiental. “Sólo hay que dejarlo junto a la ventana para reducir el consumo de electricidad diario”. En España, el consumo eléctrico doméstico por persona es de 1.454 kWh al año, una cifra que se dispara a medida que aumentan los dispositivos electrónicos a nuestra disposición. Según el informe de la Comisión Europea, uno de los factores que más contribuye al aumento de consumo eléctrico son los cargadores externos; sólo en la UE se vendieron 500 millones en 2006.

Cuatro niveles de voltaje

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Al comprar un SunCell –el precio es de unos 100 euros–, el cliente hace una donación automática de 10 dólares que irán destinados a distribuir cargadores solares por Liberia. En este país africano hay comerciantes que cobran dinero para dejar cargar la batería con generadores de gas.

Stringfellow lo tiene claro: “No hay otra alternativa que venir a China”. El aparato que ha inventado se produce en una fábrica de Shenzhen, metrópolis industrial del sur de China. “Shenzhen es la fábrica de productos electrónicos más grande del mundo”, dice Stringfellow. “La infraestructura y la red de proveedores de Shenzhen no existe en ninguna otra parte”, añade. Sus competidores, como la inglesa Solio , también fabrican allí. 

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