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Una córnea hecha con colágeno de cerdo devuelve la vista a 20 personas

Investigadores de la Universidad de Linköping y la empresa LinkoCare Life Sciences AB, de Suecia, Suecia) han desarrollado este implante que da esperanzas a quienes padecen ceguera corneal o baja visión.

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Implante de córnea a base de proteína de colágeno procedente de piel de cerdo. — Thor Balkhed / Universidad de Linköping

madrid, Actualizado:

La bioingeniería avanza a pasos agigantados y trae excelentes noticias para las personas que padecen ceguera corneal o baja visión, que ya no dependerán solo de un trasplante. Ya es posible fabricar implantes de córnea artificiales que suplan la escasez de donantes para devolver la vista a pacientes ciegos.

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El hallazgo corre a cuente de investigadores y empresarios suecos, que han desarrollado un implante hecho de proteína de colágeno de piel de cerdo que se asemeja a la córnea humana y que ya ha devuelto la visión a 20 personas, la mayoría de ellas, completamente ciegas.

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El estudio ha sido dirigido por investigadores de la Universidad de Linköping y la empresa LinkoCare Life Sciences AB y ha sido publicado en la revista Nature Biotechnology.

Solo una de cada 70 personas que necesitan un trasplante de córnea humana lo recibe

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Hay esperanza, y mucha, para las personas ciegas que esperan un trasplante de cornea humana, que escasean en los países donde más necesitan. Los resultados de ese estudio consideran este implante de bioingeniería como alternativa al trasplante con resultados positivos.

La vista de los participantes mejoró tanto como lo habría hecho después de un trasplante de córnea con tejido humano. Antes de la operación, 14 de los 20 participantes estaban totalmente ciegos. Tres de ellos tenían una visión perfecta tras la operación.

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"Es posible desarrollar un biomaterial que cumpla con todos los criterios para ser utilizado como implantes humanos, que pueda ser producido en masa y almacenado hasta por dos años y así llegar a más personas con problemas de visión. Esto nos ayuda a sortear el problema de la escasez de tejido corneal donado y el acceso a otros tratamientos para enfermedades oculares", indica Neil Lagali, profesor del Departamento de Ciencias Biomédicas y Clínicas de la Universidad de Linköping.

Casi 13 millones de ciegos por problemas en la córnea

Cerca de 12,7 millones de personas en todo el mundo están ciegas debido a que sus córneas, que es la capa transparente más externa del ojo, están dañadas o enfermas. Su única forma de recuperar la visión es recibir una córnea trasplantada de un donante humano, pero solo una de cada 70 recibe una. Además, la mayoría de los que necesitan trasplantes de córnea viven en países de ingresos bajos y medios, en los que el acceso a los tratamientos es muy limitado.

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"La seguridad y la eficacia de los implantes de bioingeniería han sido el núcleo de nuestro trabajo", señala Mehrdad Rafat, investigador y empresario detrás del diseño y desarrollo de los implantes. Es profesor asociado adjunto en el Departamento de Ingeniería Biomédica de la Universidad de Linköping y fundador y director ejecutivo de LinkoCare Life Sciences AB, que fabrica las córneas creadas con bioingeniería utilizadas en el estudio.

"Hemos realizado importantes esfuerzos para garantizar que nuestro invento esté ampliamente disponible y sea asequible para todos y no solo para los ricos. Por eso, esta tecnología se puede utilizar en todas partes del mundo", ha añadido.

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Método poco invasivo

La córnea se compone principalmente de la proteína colágeno. Para crear una alternativa a la córnea humana, los investigadores utilizaron moléculas de colágeno derivadas de piel de cerdo altamente purificadas y producidas en condiciones estrictas para uso humano.

La piel de cerdo es de fácil acceso y económicamente ventajosa, apuntan

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La piel de cerdo utilizada es un subproducto de la industria alimentaria, por lo que es de fácil acceso y económicamente ventajosa. En el proceso de construcción del implante, los investigadores estabilizaron las moléculas de colágeno sueltas y formaron un material robusto y transparente que podía soportar la manipulación y la implantación en el ojo.

Si bien las córneas donadas deben usarse dentro de dos semanas, las córneas obtenidas mediante bioingeniería se pueden almacenar hasta dos años antes de su uso. Los investigadores también han desarrollado un nuevo método mínimamente invasivo para tratar la enfermedad del queratocono, en la que la córnea se vuelve tan delgada que puede provocar ceguera.

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Hoy en día, la córnea de un paciente con queratocono en etapa avanzada se extrae quirúrgicamente y se reemplaza por una córnea donada, que se sutura quirúrgicamente. Este tipo de cirugía es invasiva y solo se realiza en hospitales universitarios más grandes.

"Se podría utilizar un método menos invasivo en más hospitales, ayudando así a más personas. Con nuestro método, el cirujano no necesita extirpar el propio tejido del paciente. En su lugar, se hace una pequeña incisión, a través de la cual se inserta el implante en la córnea existente", indica Lagali.

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Sin puntos de sutura

Este nuevo método quirúrgico no necesita puntos de sutura. La incisión en la córnea se puede realizar con gran precisión gracias a un láser avanzado, pero también, cuando sea necesario, a mano con instrumentos quirúrgicos sencillos.

El método resultó ser más simple y potencialmente más seguro que un trasplante de córnea convencional

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El método se probó por primera vez en cerdos y resultó ser más simple y potencialmente más seguro que un trasplante de córnea convencional.
El método quirúrgico y los implantes fueron utilizados por cirujanos en Irán e India, dos países donde muchas personas sufren ceguera corneal y baja visión, pero donde hay una falta significativa de córneas donadas y opciones de tratamiento.

Veinte personas ciegas o a punto de perder la vista debido a un queratocono avanzado participaron en el estudio clínico piloto y recibieron el implante de biomaterial. Las operaciones estuvieron libres de complicaciones, el tejido sanó rápido y un tratamiento de ocho semanas con colirio inmunosupresor fue suficiente para evitar el rechazo del implante. Los pacientes fueron seguidos durante dos años y no se observaron complicaciones durante ese tiempo.

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El propósito principal de este estudio clínico piloto fue investigar si el implante era seguro de usar. Sin embargo, los investigadores se sorprendieron por lo que sucedió con el implante. El grosor y la curvatura de la córnea se restauraron a la normalidad.

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