Los cinco sonidos con los que se comunican las vacas marinas de Florida
Las autoridades alimentan a los manatíes con lechugas para impedir su extinción, en una operación extraordinaria de socorro.
Publicidad
madrid,
Los manatíes, esos mamíferos sirénidos también llamados vacas marinas, tienen su forma de comunicarse y, en el caso de los de Florida, los investigadores han estado siete años estudiando los sonidos que emiten para llegar a comprender su lenguaje. A diferencia de los delfines, las distintas vocalizaciones probablemente no tienen que ver con la ecolocalización, sino con la comunicación con sus congéneres en distintas actividades sociales. Dada la delicada situación de la subespecie en libertad en Florida, con una altísima mortalidad debida a la falta de alimento durante el invierno por la contaminación, todo lo que se conozca sobre estos animales herbívoros, que además se consideran especie centinela en su ecosistema, puede contribuir a su supervivencia y a la de otras.
Publicidad
Veamos cómo se comunican. Emiten cinco tipos de sonidos, como chillidos y gorjeos. Sin embargo, solo usan principalmente tres, cuya estructura varía según lo que quieran comunicar. Los chillidos agudos se relacionan con la comunicación entre madres y crías y otros distintos están relacionados con el comportamiento juguetón. Los sonidos que más emiten, tienen más duración y están más modulados se relacionan con el grado de estrés de los animales, lo que puede informar sobre si les faltan alimentos.
Beth Brady: "No sabemos si existe un lenguaje universal del manatí, pero sí que los chillidos son más que pura cháchara"
"Si tienes un perro o un gato, sabes por la forma en que ladra o maúlla si quiere salir, jugar... pero solo ladra o maúlla", explica Beth Brady, especialista en los sonidos de los manatíes y directora del estudio que se ha publicado en la revista Marine Mammal Science. "Los manatíes hacen lo mismo, cambian el tono y la estructura del sonido ligeramente para significados diferentes", ha declarado en Scientific American. Esta experta recuerda que los manatíes son animales tímidos y pacíficos que resultan difíciles de estudiar en su hábitat costero. Ella y su equipo han estado siete años situando hidrófonos cerca de los manatíes y grabando los sonidos al tiempo que anotaban su comportamiento en ese momento. "No sabemos si existe un lenguaje universal del manatí, ya que hay diversas especies, pero sí que los chillidos y los gorjeos son mucho más que pura cháchara".
Publicidad
El manatí de Florida es una subespecie (Trichechus manatus latirostris) del antillano. Aunque constituyen una importante atracción turística, la casi desaparición en su hábitat invernal de las praderas acuáticas de las que se alimentan, debido al colapso del ecosistema acuático por la agricultura y la urbanización de los terrenos (en una situación similar a la del Mar Menor en España) ha producido en los últimos dos años una alta mortalidad por inanición. En 2021 murieron más de 1.100 ejemplares, cuando la población total se estima ahora en poco más de 6.000.
La degradación de la calidad del agua hace que mueran por no tener suficiente alimento
Publicidad
Como no pueden soportar temperaturas de menos de 20 grados, cuando hay periodos fríos muchos de estos animales se congregan alrededor de las centrales térmicas, pero la degradación de la calidad del agua hace que mueran por no tener suficiente alimento. Este año, por primera vez, se ha alimentado a los manatíes, algo normalmente prohibido. Ha sido durante el invierno (de diciembre a marzo) con 100 toneladas de lechugas en la central térmica del sur de Indian River y también se han rescatado ejemplares debilitados.
En los periodos más fríos se congregaron hasta 800 ejemplares para aprovechar el desagüe templado de la central. Aunque se han registrado en total menos fallecimientos que el año pasado en el mismo periodo, las autoridades encargadas no han podido sacar conclusiones todavía de esta intervención extraordinaria que puede que se repita como último recurso aún sin conocer las posibles consecuencias indeseadas. Resulta imposible intentar recuperar las praderas marinas mientras la contaminación siga produciendo un gran crecimiento de algas y otros efectos perjudiciales en la calidad del agua.