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Entre la ciencia y el dogma

Debate en la feria 'Madrid es Ciencia' sobre darwinismo y creacionismo

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El avance de la ciencia ha conseguido que tengamos un conocimiento sobre el mundo que nos rodea mayor que hace 200 años. Las explicaciones racionales basadas en el método científico han ido, poco a poco, minando los cimientos de los modelos que pretendían explicar los fenómenos naturales basándose en mitologías arcaicas. En la IX edición de la Feria Madrid es Ciencia, el pasado 26 de abril, el foro Debatiendo nuestros orígenes. Entre la ciencia y la creencia exploró algunos de estos conflictos.
En un auditorio completamente lleno y durante cerca de hora y media, expusieron sus argumentos tres miembros de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico: Félix Ares, presidente de la asociación; su director ejecutivo, Javier Armentia (también astrofísico y director del Planetario de Pamplona) e Ismael Pérez, director del Grupo de Cosmología de la Agrupación Astronómica de Madrid.

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Javier Armentia denunció la idea del diseño inteligente, un concepto cuya máxima difusión en nuestro país vino de mano de las conferencias que impartieron en enero los doctores Tom Woodward y Geoffrey Simmons. Esta idea choca frontalmente con la teoría de la evolución de Darwin, donde ningún ser supremo guía el desarrollo de los organismos biológicos.

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Tampoco el desarrollo del universo, como aclararon los dos siguiente ponentes. Ismael Pérez ofreció unas pinceladas sobre cosmología y sobre la necesidad religiosa de tener un creador del cosmos, mediante el planteamiento de un experimento teórico: “Supongamos que podemos crear una burbuja hermética alrededor de esta sala y sacamos todo lo que hay: las mesas, el escenario, las sillas... Salimos nosotros y terminamos extrayendo el aire. Tendremos una burbuja rellena con absolutamente nada. Pero en ese vacío hay pequeñas fluctuaciones cuánticas. Los modelos actuales explican que la expansión inicial del espacio-tiempo fue perfectamente posible a partir de esas fluctuaciones”. Es decir: no es necesario un ente divino que cree materia a partir de la nada.

Ninguno de estos argumentos es determinante. Como advierte Félix Ares, “a pesar de todo, la idea del diseñador se resiste a morir y aparece de formas muy sutiles”. Su charla siguió explicando algunos de los clavos ardiendo que existen entre las leyes del universo a los que los creyentes pueden seguir agarrándose, como el principio antrópico, el cual parte de los valores que poseen las distintas constantes del universo (la constante de la gravitación universal, la velocidad de la luz, etc...): si dichas constantes tuviesen un valor diferente al que ahora tienen, la vida en el cosmos no sería posible. Hay quien ve aquí la mano de un diseñador, que ha ajustado esos valores para que el hombre pueda existir. Sin embargo, este argumento es muy estrecho de miras: se centra en la vida tal y como la conocemos, pero no toma en cuenta otras opciones.

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En el debate con el público, y al ser preguntado por cómo es posible discutir con un creacionista, responde Javier Armentia: “Una vez que se entra en ese razonamiento circular, es muy difícil salir. Lo único que se puede hacer es negar la mayor y pedir demostración de lo que se dice”. “¿Y no es arrogante pensar que tantos millones de personas que hay sobre el planeta, que tienen creencias religiosas, pueden estar equivocadas?”, pregunta otro oyente. “La mera existencia de múltiples religiones incompatibles entre sí demuestra que están equivocadas”, responde Félix Ares finalmente.

Es mucho lo que sabemos, pero aún más lo que está por aprender. Sin embargo, nuestra ignorancia jamás será prueba de nada. Según Ismael Pérez, “puede existir la sensación de que estamos rodeados por un todo complejo que no podemos comprender utilizando el intelecto humano. Frente a esa sensación está el método científico”.

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