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La Casa Blanca da la espalda al universo

EEUU reduce el presupuesto dedicado a astrofísica a mínimos históricos // El futuro telescopio espacial corre el riesgo de ser cancelado

 

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"El fracaso no es una opción". Esta afirmación, del histórico director de vuelo del programa espacial Apolo, Eugene Kranz, se convirtió en una seña de identidad de la agencia espacial más famosa del mundo. Hoy, pese los intentos propagandísticos de su director, Charles Bolden, la imagen de la NASA queda lejos de la de aquellos años de gloria. La incertidumbre en los programas de exploración espacial, sin un plan claro de cara a los próximos años, también ha alcanzado a uno de los departamentos históricos de la agencia, la división de astrofísica, que ha sufrido un drástico recorte presupuestario y cuyos principales proyectos no tienen claro su futuro.

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A principios de este mes tuvo lugar la reunión de la comisión consultiva de la NASA. Un panel de expertos de diversas instituciones en el que se discutieron las estrategias a seguir dentro de la división de ciencia. En dicha reunión, el director de la división, Jon Morse, aseguró que la NASA seguiría "apostando fuerte por la ciencia", aunque reconoció que se había producido un "cambio en las prioridades". Con esta afirmación, Morse no hacía más que confirmar lo evidente, la astrofísica pasaba a un segundo plano dentro de la agencia.

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La agencia se ve obligada a cambiar sus prioridades en investigación

La situación en la que se encuentran los astrofísicos de la NASA queda retratada en la propuesta de financiación presentada ante la Administración del presidente de EEUU, Barack Obama, donde la pérdida de peso de los proyectos relacionados con la astrofísica se ha hecho evidente. La reducción de presupuesto de la división ha sido tal más de un 50% con respecto a 2008 que en apenas tres años ha pasado de ser el buque insignia de la investigación de la NASA a ser uno de los departamentos con menor financiación. "Parece que hemos ido perdiendo interés para los miembros de la Administración", afirmó apesadumbrado el astrofísico del Carnegie Institution for Science, Alan Boss, que presidió la comisión consultiva de principios de mes.

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Entre los motivos que pueden haber llevado al Gobierno a disminuir la financiación de los proyectos de astrofísica, además de los ajustes presupuestarios debidos a la crisis económica, está el creciente interés en otras divisiones como la de ciencias de la Tierra, que ha ganado peso en la agencia debido a la importancia, cada vez mayor, que la Administración estadounidense le ha dado a la investigación del cambio climático. En contraposición a la astrofísica, esta división verá aumentado su presupuesto en algo más de 400 millones de dólares. La búsqueda de planetas extrasolares, dentro de la división de ciencias planetarias, se ha convertido en un tema prioritario durante los últimos años, aunque su presupuesto también será reducido. Para Boss, la importancia de esta división radica en la "necesidad de encontrar planetas a los que enviar astronautas", algo que ayudaría a recuperar la imagen de la NASA.

La cancelación del telescopio sería "un golpe durísimo", reconoce la NASA

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Aunque este importante recorte ha supuesto un duro varapalo para los astrofísicos, lo peor es la amenaza de cancelación del que será el telescopio espacial más grande jamás construido, el James Webb (JWST, por sus siglas en inglés). Sin duda, hablar de astrofísica en la NASA es hablar de este gran telescopio. El proyecto, en el que también colaboran las agencias espaciales europea (ESA) y canadiense (CSA), ha sido designado por la Academia Nacional de Ciencias de EEUU como la misión espacial más importante de la década. Sin embargo, los problemas presupuestarios, unidos a una gestión deficiente, han puesto en serias dudas la continuidad del proyecto.

Ya en octubre de 2010 una comisión independiente criticó los excesos en el presupuesto y la mala gestión. Los resultados presentados por el grupo de expertos, publicados en lo que se conoce como Informe Casani, fueron demoledores y afirmaban que el proyecto sólo podría salir adelante con una inversión que alcanzara los 4.500 millones de euros, 1.400 más de lo presupuestado inicialmente. Además, retrasaban una posible fecha de lanzamiento, planificada para 2014, hasta 2018. El resultado fue el nombramiento de un nuevo equipo directivo para el proyecto.

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Si EEUU suspende el JWST', la inversión europea habrá sido en vano

Con el nuevo equipo, el gobierno comenzó a plantearse la viabilidad del proyecto. Los recortes en el presupuesto de la agencia, unidos al excesivo coste del telescopio espacial, dejaban a los responsables ante una decisión difícil. Abandonar el proyecto implicaría perder los más de 2.400 millones de euros ya invertidos, además de dejar a la agencia sin una de sus misiones estrella. Por otro lado, continuar con el JWST podría absorber demasiados fondos y hacer desaparecer proyectos menores por falta de presupuesto, lo que dejaría a la NASA sin misiones de astrofísica para esta década.

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Sin embargo, el Informe Casani ofrecía alternativas para el desarrollo del JWST. Para la comisión, la importancia del proyecto, tanto para la NASA como para sus socios internacionales, es tal que debería ser retirado de la división de astrofísica y llevar una línea de financiación independiente, de forma que no tenga que competir con otros proyectos menores de la división. Matt Mountain, director del Instituto Científico del Telescopio Espacial, centro de operaciones del Hubble y del futuro JWST, recuerda que esta es una medida habitual y "fue exactamente lo que sucedió con el Hubble al principio de su desarrollo", afirma.

Sin embargo, a principios de este mismo mes, el JWST sufrió un nuevo golpe, el más duro desde que comenzara su desarrollo. El Comité de Asignaciones del Congreso de EEUU, en vista de los datos publicados por el Informe Casani, propuso la cancelación total de la misión por "exceder los presupuestos iniciales" y acusaba a los responsables del proyecto por la "pobre gestión" realizada.

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"Lo que está en juego va más allá de la decepción", dice un investigador

Aunque para el portavoz de la NASA Trent Perrotto "aún queda un largo camino hasta que se aprueben definitivamente los presupuestos de 2012", la decisión del Comité de Asignaciones ha sido recibida con pesimismo dentro de la comunidad de astrofísicos. Según Boss, "el mayor problema no es sólo que podamos perder el JWST, es que se pierdan los 375 millones de dólares (260 millones de euros) anuales destinados a su desarrollo". Si esos fondos desaparecen, prosigue Boss, "la NASA no volverá a poner en órbita un telescopio espacial como el Hubble".

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Pese a que Perrotto confía en que el proyecto saldrá adelante, reconoce que la posible cancelación "sería un golpe durísimo para el avance de la astrofísica". Mountain, por su parte, asegura que la cancelación de este proyecto representaría "un gran paso atrás para la ciencia básica", pero recuerda que "lo que está en juego va mucho más allá que un simple sentimiento de decepción", en referencia a los esfuerzos internacionales puestos en este proyecto. "El JWST es la misión número uno para los astrofísicos, tanto estadounidenses como europeos", afirma Mountain. "Si se cancela, no sólo supondrá el fin del sueño de EEUU; el dinero invertido por los europeos también será en vano".

Curiosamente, el hecho de que la misión del telescopio espacial Hubble siga en funcionamiento 20 años después de su lanzamiento puede jugar en contra de los intereses de su sucesor. "Mucha gente puede pensar que, si ya tenemos un telescopio espacial, para qué queremos otro", afirma Boss. La importancia de este proyecto es "independiente de la actividad del Hubble", asegura Perrotto, y destaca que "será cien veces más preciso que su predecesor y llegará a ver lo que ningún otro telescopio espacial puede ver".

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Para Boss, los dos telescopios son diferentes y compatibles: "El JWST observará en infrarrojo, mientras que el Hubble utiliza el rango óptico, con lo que ambos pueden realizar observaciones que el otro no podrá hacer". Además, Boss insiste en que, aún en el caso de que se aprueben los fondos necesarios para reactivar el JWST, "este no se lanzará hasta 2018 como muy pronto, y no está claro que el Hubble vaya a aguantar funcionando hasta entonces".

En esto también coincide Mountain: "Ahora que el programa de transbordadores ha terminado, no será posible acceder al Hubble y su vida está limitada a no más de cinco o siete años". Mountain también destaca que la importancia del JWST supera incluso las fronteras de la ciencia. "Este telescopio va más allá de la astrofísica. Al igual que el Hubble ha sido una fuente de inspiración y de conocimiento que ha trascendido al mundo de la ciencia, el JWST hará que se reescriban los libros de texto y pasará a formar parte de nuestra cultura científica".

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Aunque se confirmen los pronósticos más optimistas, que pasarían por el rechazo del Senado a la cancelación del JWST, la reducción de presupuesto de la división de astrofísica supondrá un cambio importante dentro de la NASA. De los 12 proyectos llevados a cabo durante la pasada década, todos activos en la actualidad, la agencia pasará a tan sólo tres.

Los tiempos de gloria de la agencia espacial parecen haber terminado. La NASA se enfrenta a una época en la que no será capaz de enviar seres humanos al espacio. Por si fuera poco, los recortes presupuestarios que amenazan a su proyecto estrella dejan a la agencia ante la posibilidad de que la división científica más relevante de su historia quede reducida a una anécdota. Si las cosas no cambian, la famosa frase de Eugene Kranz se convertirá en un triste recuerdo.

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