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Antes de empezar a extinguirse hace solo 11.000 años, la población de mamuts, abundante durante centenares de miles de años, disminuyó mucho en otra época a lo largo de su historia. Además, los últimos ejemplares tenían muy poca variabilidad genética en comparación con la de épocas anteriores, lo que es fruto de la endogamia en los cruces debido al escaso número existente. Estos hallazgos de un equipo internacional de científicos suponen un retrato, todavía incompleto, de una especie icónica cuya desaparición sigue siendo misteriosa.
A pesar de lo difícil que es secuenciar el ADN antiguo, los restos de mamuts lanudos magníficamente conservados por el frío en Siberia y zonas limítrofes han permitido extraer de algunos ejemplares el genoma completo con un alto grado de precisión, lo que incluso ha llevado a especular con la posibilidad de revivir a los mamuts clonándolos en elefantas asiáticas como madres suplentes. En el genoma de cada ejemplar está la historia de sus ancestros, que es lo mismo que decir la evolución de la especie.
En este caso, los investigadores han comprobado que las poblaciones de mamuts sufrieron un gran golpe en el Pleistoceno Medio, hace entre 250.000 y 300.000 años. Las razones no se han podido aclarar. Investigaciones anteriores habían situado este cuello de botella en una época más reciente, hace unos 120.000 años, y se había relacionado con un periodo interglacial, pero la hipótesis sigue sin confirmarse. Mucho después, al final de la última glaciación, empezaron a reducirse las poblaciones hasta desaparecer por completo.
Para calibrar el llamado reloj molecular y poder llegar a esta conclusión los investigadores han comparado los genomas completos de dos ejemplares de mamut.
Uno, el más antiguo, vivió en el noreste de Siberia hace unos 44.800 años. El otro es uno de los últimos de la historia y vivió en la isla Wrangel (Rusia) hace sólo 4.300 años. Este muestra una variabilidad genética mucho menor que el primero, lo que indica que formaba parte de una población muy pequeña.
“Solo podemos calcular estos cambios en las poblaciones a lo largo del tiempo si disponemos de un genoma completo de alta calidad”
“Solo podemos calcular estos cambios en las poblaciones a lo largo del tiempo si disponemos de un genoma completo de alta calidad”, explica Eleftheria Palkopoulou, del Museo de Historia Natural de Suecia y miembro del equipo formado por científicos de Rusia, Suecia, Estados Unidos y Canadá. “Secuenciar los genomas de animales extintos no solo nos ayuda a entender mejor la biología y la historia de estas especies sino que también nos puede proporcionar importante información sobre las causas y los tiempos de las extinciones en general”, añade. Los resultados de la investigación se publican en la revista Current Biology.
En España vivieron mamuts lanudos hace unos 40.000 años al menos y llegaron hasta Granada. En Padul está, en una turbera, el yacimiento de estos animales adaptados a climas muy fríos más meridional de Europa. Hay otros yacimientos más al norte en la península Ibérica pero los restos no están tan bien conservados como los de Siberia, debido a que allí se ha mantenido el permafrost.
Todavía resulta misteriosa la extinción de los mamuts y otras 70 especies de megafauna
Todavía resulta misteriosa la extinción de los mamuts y otras 70 especies de megafauna (como el perezoso y el ciervo gigantes y el tigre de dientes de sable) alrededor de hace 11.000 años, al final de la última glaciación (en la transición entre el Pleistoceno y el Holoceno, la era actual). Las explicaciones avanzadas por los científicos que estudian esta desaparición oscilan entre echarle la culpa a factores naturales como el cambio climático o achacarla a la caza por los humanos, entonces en expansión, lo que no se ha podido demostrar. En el caso de los mamuts, unas pocas poblaciones aisladas sobrevivieron hasta hace poco más de 4.000 años, siendo la última la de la isla Wrangel, formada tras la subida del nivel del mar. De esa época datan elaboradas tumbas egipcias y observatorios astronómicos en los Andes, por ejemplo.
El proceso que lleva a la extinción de una especie se conoce bastante bien, pero no se sabía el alcance de factores genéticos como la pérdida de diversidad y la endogamia debidas al pequeño tamaño de las poblaciones en la última fase. Este estudio constituye la primera observación directa de estos factores en una especie poco antes de su extinción, subrayan los investigadores, quienes añaden que la poca variabilidad genética pudo contribuir a la desaparición de la especie.
En total se extrajo ADN de restos de 10 mamuts lanudos de la isla Wrangel y se seleccionó un molar con un alto contenido de material genético, que se comparó con ADN de tejido blando de un mamut lanudo del continente siberiano. Poco a poco se va acotando así la historia del mamut.
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