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El avance científico más importante del año, entre Frankenstein y el Nobel

La técnica de edición genética más fácil y barata de la historia, CRISPR, ha sido señalada como Avance del Año 2015 por la prestigiosa revista Science. La técnica permite añadir, silenciar o activar, y reemplazar múltiples genes a la vez en el ADN de cualquier organismo superior.

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Ilustración de las posibilidades de edición genética de la técnica CRISPR./Davide Bonazzi/Science.

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MADRID.- La técnica de edición genética más fácil y barata de la historia –CRISPR-, señalada como Avance del Año 2015 por la prestigiosa revista Science, es una herramienta muy poderosa que provoca entusiasmo y recelo por igual entre los propios científicos. Además del permanente miedo a crear monstruos tipo Frankenstein, en juego están grandes intereses económicos y un casi seguro premio Nobel en el horizonte cuyos destinatarios no parecen claros todavía. Mientras la técnica demuestra sus posibilidades como tijeras del ADN enormemente precisas en miles de laboratorios en todo el mundo, la preocupación por su uso posiblemente irresponsable en humanos ha llevado incluso a reunir una cumbre internacional de expertos para recomendar pautas en el ámbito mundial.

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Es importante resaltar que los expertos están pensando todavía en investigación básica, y no es aplicaciones clínicas, a pesar de que muchos otros intenten echar prematuramente las campanas al vuelo. De hecho, los investigadores chinos constataron el todavía insatisfactorio funcionamiento de CRISPR en sus experimentos con embriones. Jennifer Doudna, una científica estadounidense que ha conseguido avances notables en el uso de CRISPR, cree que estamos lejos de que se deba autorizar su uso clínico. Doudna ha contado en la revista New Yorker que tuvo una pesadilla en la que le presentaban a Hitler y este tomaba notas y decía: "Quiero comprender los usos e implicaciones de esta asombrosa técnica".

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Representación gráfica de la herramienta CRISPR de edición genética en células./ Steve Dixon y Feng Zhang/MIT.

La técnica permite añadir, silenciar o activar, y reemplazar múltiples genes a la vez en el ADN de cualquier organismo superior. A pesar de la tendencia a fijarse solo en lo que atañe directamente a nuestra especie, tiene innumerables usos posibles en animales y plantas que no están relacionados directamente con la salud humana. Se han creado ya en laboratorio tomates de vida más prolongada y un trigo resistente a una plaga muy importante, sin introducir nuevos genes. Sin embargo, la mayor parte de los esfuerzos se dirigen a corregir enfermedades humanas, como la anemia, la distrofia muscular, la fibrosis quística, las cataratas o el sida, por ahora en modelos animales, habitualmente el ratón.

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