El aumento de las recetas de fentanilo en España sube el riesgo de adicción en los pacientes
En España no existe tráfico ilegal de este opiáceo sintético cien veces más potente que la morfina. Sin embargo, somos el tercer país del mundo donde más se receta y su prescripción médica inadecuada comienza ya a generar problemas.
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"Por suerte, su tráfico ilegal no ha llegado a España todavía. No hay ninguna investigación en curso ni ninguna operación de incautación en que se haya visto involucrado el fentanilo", informa a Público un portavoz de la Policía Nacional.
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Es una buena noticia que nos aleja del panorama desolador que está generando como droga de abuso en el mercado negro en Estados Unidos, donde ha provocado la muerte por sobredosis de más de 100.000 personas en 2022.
Sin embargo, en la otra cara de la moneda, cada vez más expertos alertan sobre un "problema sanitario emergente en nuestro país": la adicción a este fármaco cuando se empieza a tomar por prescripción médica, según advierte a Público el doctor Indalecio Carrera, especializado en conductas adictivas y profesor en la Universidad de Santiago de Compostela.
Ya en 2018, la Agencia Española del Medicamento hacía una llamada de atención a los profesionales sanitarios sobre su potencial abuso en los tratamientos.
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Pacientes adictos
"A través de las unidades de atención a la drogodependencia, se ha detectado que están aumentando el número de pacientes que han desarrollado adicción al fentanilo por prescripción médica", cuenta a Público la doctora Pamela Cabarcos, coordinadora del área de Toxicología Forense de la Asociación Española de Toxicología.
Lo que engancha es una sensación de bienestar que te hace soportar muy bien el dolor
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De hecho, el fentanilo es uno de los fármacos cuyo consumo ha crecido más en España en la última década. Según el último informe del Ministerio de Sanidad, se ha multiplicado por ocho entre 2018 y 2022, año en que se suministró con receta médica a un total de 695.000 personas. Somos, además, el tercer país del mundo que más fentanilo administra.
En opinión de Eduardo Echarri, farmacéutico de hospital en el Servicio de Farmacia en el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela, las causas podrían ser "la excesiva demanda del paciente de controlar su dolor y, por otra parte, una prescripción inadecuada de este fármaco cuando no está aprobado o reconocido su uso para ese contexto o indicación concreta".
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Estamos hablando de un medicamento opiáceo "con una potencia de crear adicción superior a la heroína. Además, al ser una sustancia de absorción mucosa, se asimila muy rápido. Es una bomba", señala el psiquiatra Indalecio Carrera.
Su efecto a corto plazo es analgésico. Según la doctora Cabarcos, puede producir "aletargamiento, náuseas, confusión, somnolencia, y depresión cardiaca y respiratoria".
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Pero lo que engancha no es eso, sino "una sensación de bienestar que te hace soportar muy bien el dolor. Te lleva a una calma muy placentera, como es típico de los opiáceos", añade esta toxicóloga, que además es investigadora del Instituto de Ciencias Forenses de la Universidad de Santiago de Compostela.
Entonces, surgen sus peores inconvenientes: "Produce tolerancia, es decir, cada vez se necesita una mayor cantidad para tener los mismos efectos, y adicción. Si la persona quiere parar, llegan los signos de abstinencia (ansiedad, sudor, dolor de huesos, calambres, insomnio...)", dice Cabarcos.
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"Última bala para el dolor"
El doctor Carrera, que trabaja también en el centro que la Asociación Ciudadana de Lucha contra la Droga (ACLAD) tiene en A Coruña, explica que "debido al mal uso que se está haciendo, están surgiendo muchos problemas. Debería recurrirse a él solo como la última bala frente al dolor", recalca.
Según Alonso, es fundamental llevar un estricto control médico de los pacientes
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El uso del fentanilo está reconocido por la Agencia Europea del Medicamento y por la OMS para tratar el dolor oncológico "y en eso no hay discusión", apunta a Público Eduardo Echarri. Sin embargo, "habría que debatir el papel de los opiáceos para el dolor crónico no oncológico".
"También se puede usar de forma puntual para el dolor agudo tras una cirugía o un traumatismo. Los problemas surgen cuando se emplea para larga duración", confirma a Público la doctora Alicia Alonso Cardaño, especialista en anestesiología en la Unidad del Dolor del Hospital Universitario de León y coordinadora del grupo de trabajo de opioides de la Sociedad Española del Dolor (SED).
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Por eso, en opinión de Alonso, es fundamental llevar un estricto control médico de estos pacientes. "Cuando se detecta una adicción, el médico debe cambiar a otra medicación e ir reduciendo progresivamente la cantidad de fentanilo".
Bajar un escalón en la escalera de analgésicos
Junto con Eduardo Echarri, Carrera lidera el Grupo Luso Galaico de Investigación en Adicciones, en la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria. "Estamos preparando una campaña de divulgación y sensibilización sobre este problema dirigida a los compañeros médicos", nos adelanta.
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"Hay que poner sobre la mesa la aparición de cada vez más pacientes adictos al fentanilo por prescripción", observa Echarri. ¿La solución? "Bajar un peldaño en la escalera de analgésicos de la OMS". En este siguiente escalón -por rango de adicción y potencia del fármaco- estarían "el tramadol, el tramadol con paracetamol y los medicamentos GABA pentinoides".
"No podemos caer en el error de dejar de prescribir fentanilo para sustituirlo por otros fármacos que han salido menos en la prensa pero que son igual de potentes y adictivos, como el Oxicontin o el Tampetadol", apostilla, por otra parte, el farmacéutico Echarri.