La apuesta por la fusión nuclear como fuente de energía sigue en pie
Todas las potencias mundiales aprueban el nuevo calendario del proyecto ITER, a pesar de que aumentan los costes, mientras en Francia se acelera la construcción del gigantesco reactor experimental.
Publicidad
Actualizado:
MADRID.- Una gigantesca instalación científica que remeda una estrella, como el Sol, está tomando forma con una rapidez notable en los Alpes franceses. Es el reactor experimental de fusión ITER (las siglas forman la palabra camino en latín), que se construye en Francia apoyado por todas las potencias mundiales, con la intención de demostrar la viabilidad científica y técnica de la fusión de núcleos atómicos (el origen de la energía estelar) como nueva fuente de energía.
Publicidad
Tras varios baches en la organización y el ritmo de construcción, en 2016 los responsables de ITER han podido presumir que los 19 hitos del proyecto previstos para este año se han cumplido tanto en tiempo como en presupuesto gracias al ritmo impuesto por el nuevo director, el francés Bernard Bigot, desde hace 18 meses. Con ese logro, se ha aprobado el presupuesto total para el periodo hasta 2035, pero ahora cada país o grupo de países debe obtener el dinero de sus presupuestos particulares. Aunque es muy difícil de calcular, Bigot ha aventurado que la construcción del ITER costará 18.000 millones de euros, 4.000 millones más que lo calculado en 2010. El proyecto nació oficialmente hace ahora 10 años, durante el curso de una ceremonia solemne en París.
La Unión Europea (Suiza incluida), es el socio principal y contribuye con casi la mitad del coste de construcción del proyecto. Los otros seis socios son China, India, Japón, Corea del Sur, Rusia y Estados Unidos, que contribuyen a partes iguales con el suministro de los distintos componentes y que en su mayoría no hacen públicos sus gastos. La participación estadounidense está en la cuerda floja desde hace varios años y la llegada del presidente Donald Trump introduce un nuevo factor de incertidumbre, a pesar de que el Departamento de Energía de Estados Unidos se sigue mostrando favorable al proyecto. También el Brexit contribuye a la incertidumbre, si bien Reino Unido siempre ha sido muy activo en la investigación sobre fusión nuclear y no es de esperar que cese la colaboración internacional en este campo.