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Zapatero descarta una marcha atrás en las reformas si gana el PP

"España todavía tiene dificultades, pero es un poderoso transatlántico", afirma el presidente

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"No habrá marcha atrás". La reforma de la economía española continuará adelante aunque en 2012 gane el PP las elecciones generales. Así se lo aseguró ayer José Luis Rodríguez Zapatero a los representantes de una docena de fondos de inversión con los que se reunió en Singapur.

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El presidente del Gobierno argumentó que las reformas en marcha, "que no tienen parangón en los últimos 30 años, en los que se ha producido una grandísima transformación" de España, están apoyadas "por una amplia mayoría" política y las que están pendientes se aprobarán en el año que aún resta de legislatura.

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Realiza en Singapur un road show' ante una decena de inversores

Zapatero hizo estas afirmaciones en respuesta a los interrogantes que le planteó el managing director de uno de esos fondos, Don Hanna, de nacionalidad argentina, cuyo conocimiento de la situación española contrastó con las dificultades de algunos otros participantes por situar a España en el mapa o su desconocimiento del significado del euro. Así, en este road show con entidades que manejan hasta 1,2 billones de dólares, y que constituye la primera aproximación de España a un centro de inversión mundial para el que nuestro país es casi inexistente, hubo de aclarar también que Europa "no es concebible sin el euro".

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El presidente explicó que las dos reformas básicas que aún faltan son la de la negociación colectiva, que debería aportar más flexibilidad y "mejores bases" para crear empleo; y completar la reestructuración del sector financiero con la recapi-talización y reordenación de las cajas, que son depositarias del 50% del ahorro nacional, según dijo. A propósito de las cajas, resaltó que aunque tienen activos contaminados por la burbuja inmobiliaria, también disponen de otros y su capital se revalorizará con la recuperación.

Defiende su previsión de crecimiento frente a la del FMI

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Zapatero mantuvo el pulso con el Fondo Monetario Internacional en torno a las previsiones de este organismo sobre el crecimiento de España y defendió las del Gobierno, más optimistas. La diferencia en las previsiones ya fue "la gran batalla de 2010", según recordó el presidente, para subrayar que entonces "las más certeras fueron las del Gobierno". Si eso ocurrió el año pasado, lo mismo confía en que ocurra en 2011, para el que el Ejecutivo ha establecido una previsión de crecimiento del 1,3% mientras que el FMI, que empezó en el 0,6, lo sitúa ahora en el 0,8%.

El presidente del Gobierno sostuvo que España está saliendo de la crisis con sus "propias fuerzas, gracias a las reformas". La mejor prueba, según indicó, es que mientras que nuestro país fue situado en la diana de los especuladores tras el rescate de Grecia, primero, y de Irlanda, después, ahora "los mercados nos han desvinculado" de la situación de Portugal. "Hemos comprobado cómo, a pesar de la ayuda externa a Portugal, nuestra prima de riesgo sigue en niveles de mejoría, cercana al bono alemán", destacó.

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Aunque reconoció que hacer el ajuste y recuperar el crecimiento obliga a "un difícil equilibrio", defendió que se han de hacer ambas cosas "a la vez". "Cada vez que hacemos una reforma, ganamos en productividad y se mejora el crecimiento", afirmó.

El presidente del Gobierno reconoció que la alta dependencia energética constituye un lastre añadido, al que se intenta hacer frente con "un drástico plan de ahorro" y la apuesta por energías renovables. En este punto, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, señaló como aspectos positivos el alto grado de diversificación de los suministros de gas y de petróleo, así como la disponibilidad de reservas estratégicas para cien días, muy por encima de lo que recomiendan los organismos internacionales especializados en la materia.

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Zapatero animó a los inversores a participar sobre todo en la recapitalización del sistema financiero y en las infra-estructuras. Según fuentes gubernamentales, dos de los fondos que acudieron ayer al desayuno de trabajo "están interesados en España y recabando datos" para determinar sus opciones.

Si ante los inversores se esforzó por presentar a España como un país de oportunidades, a la colectividad española en Singapur (unas 900 personas) intentó insuflarle optimismo. "Llevo dos años que no doy más que malas noticias a los ciudadanos y España todavía tiene dificultades, pero el barco va a seguir navegando con fortaleza. Es un poderoso transatlán-tico. Estad tranquilos", les dijo antes de emprender viaje a la isla china de Hainan, donde intervinieron ayer en el Foro Boao, el equivalente asiático de Davos.

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