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Winterbottom, en la mente del asesino

Rodaje. El director británico más versátil habla sobre su adaptación de 'El asesino dentro de mí', de Jim Thompson

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Michael Winterbottom (Blackburn, 1961) se ha quitado la máscara. Conocido por un cine personal y de corte social, el realizador británico ha decidido embarcarse en un proyecto "entretenido, oscuro, sexual y violento", según sus propias palabras. Se refiere a la adaptación de El asesino dentro de mí, novela de Jim Thompson escrita en 1952, y una de las obras cumbre del género policíaco americano. Winterbottom lo hace respaldado por un reparto de nuevas, cotizadas y relumbrantes estrellas, Casey Affleck, Jessica Alba y Kate Hudson, una anomalía en la carrera del director en cuya filmografía los famosos son una excepción.

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Se acabó la denuncia social y el arte comprometido. El asesino dentro de mí es el perturbador viaje a la mente de Lou Ford (Affleck), un hombre gris, tranquilo, que no destaca sobre el resto. Vive una vida apacible en un pueblo junto a su novia (Hudson), hasta que la aparición de una prostituta (Alba) saca lo peor de él: un sangriento asesino movido por un oscuro pasado de abusos paternos. Sangre y casquería a mansalva entonces, aunque el autor de Código 46 advierta frente a los dilemas morales: "Lou es interesante. Complejo. Es un asesino y, a pesar de ello, la gente le ama".

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"No creo que a Thompson le interesara la crítica social en esta historia. A mí tampoco. El verdadero asunto es la naturaleza autodestructiva del ser humano", dijo Winterbottom esus primeras declaraciones durante el rodaje. Aunque a su protagonista, Casey Affleck, le parece "un argumento interesante para hablar de tabús sociales y de las relaciones entre padres e hijos". Una relación que el realizador cree queda reflejada en "el padre de Lou, que le destroza la vida".La novela cautivó en su momento a Stanley Kubrick, quien colaboró con Thompson en los guiones de Atraco perfecto (1956) y Senderos de gloria (1957), y que dijo de El asesino dentro de mí que era la historia "más creíble sobre una mente criminal".

En cambio, a Winterbottom, lo que le sedujo fue la "relación del trío protagonista" y la "psicología de Lou Ford". Un personaje al que el director evita buscar explicaciones psicológicas. "Simplemente hay gente así en el mundo. La gente jode sus vidas, es destructiva por la razón que sea". Affleck añade un punto sórdido a la psicología de Ford: "Está loco. Aunque todo el mundo lo está interiormente".

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La noticia más sorprendente del reparto es la inclusión de Jessica Alba, una cara bonita del star system, en el papel de una prostituta, un rol que rechazó en varias ocasiones a lo largo de su carrera. El director admite entre risas que no tiene "ni idea" de los motivos que han llevado a la actriz a sumarse al proyecto; Alba argumenta que desde que es madre busca "trabajos que supongan un reto". De Joyce, su personaje, le llamó la atención la "trágica historia de amor que vive con el protagonista. Cómo desata al monstruo que lleva dentro".

El triángulo amoroso lo completa Kate Hudson, que después de varios papeles en cintas de poca repercusión está intentando dar un giro a su carrera con Nine, de Rob Marshall, y El asesino dentro de mí, más acordes a la carrera de una nominada al Oscar por Casi famosos. Hudson encarna a una maestra de pueblo, novia de Ford y cargada con sus propios traumas. "Siempre exploro los personajes con mi psicólogo, me ayuda a encontrar paralelismos con mi vida real", ha admitido la intérprete, que destaca el componente "sadomasoquista" de su personaje.

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Después de haberse mostrado más que solvente rodando todo tipo de géneros, al inglés se le metió entre ceja y ceja hacer su propio homenaje a un cine añejo que, según admite, ha producido algunas de sus obras favoritas. Pero, ¿qué le ha impulsado a recrear precisamente la novela de Thompson? Winterbottom llevaba meses trabajando en una de gánsteres ambientada en Inglaterra, que no acababa de salir adelante. Fue entonces cuando leyó el libro, se reunió con los productores en Londres y les convenció de que él era su tipo. Una historia que rompe con la lógica hollywoodiense del estudio que compra un guión y empieza a tantear realizadores para llevarlo a la gran pantalla.

Esta es la primera ocasión en la que el británico trabaja en una producción 100% estadounidense, tanto en financiación como en localizaciones. Un hecho poco corriente en su carrera, teniendo en cuenta que sus proyectos han abarcado localizaciones tan dispares como Escandinavia, el desierto del Rajastán en la India, Hong Kong, Dubai, Turquía o Pakistán y que acostumbra a trabajar con productoras británicas y presupuestos más bien modestos.La acción se ha situado de principio a fin en un pequeño pueblo de Oklahoma llamado Guthrie, que no responde a la localización del original, situado en un pueblo de Texas.

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Los motivos del cambio fueron "económicos" y para acercar la ambientación al universo del escritor: "Thompson era natural de Oklahoma, y rodar allí nos ha permitido mostrar el entorno en el que se crío y que le sirvió para escribir su obra".Winterbottom advierte que no habrá "grandes diferencias" entre el original y su adaptación cinematográfica. Lo justifica por el gran poder visual del relato: "Cuando leí el libro me di cuenta de que se podía rodar tal cual, sin hacer grandes cambios de guión".

Esto se va a traducir en una cinta mucho menos espontánea de un realizador acostumbrado a la improvisación y al que le gusta dar mucha libertad a sus actores: "Es parte de lo que me atrae del proyecto".Cuando la película llegue a los cines en 2010, El asesino dentro de mí contará con dos adaptaciones cinematográficas. La de Winterbottom se sumará a la primera versión, que fue rodada en 1976 por Burt Kennedy, y de la que el realizador británico dice no saber nada. "Quiero hacer una adaptación del libro, no un remake", reconoce. Su único temor es que Kennedy tuviera la misma intención de plasmar sin modificaciones el libro en la gran pantalla, ya que así habría "dos películas iguales sobre un mismo texto", bromea.

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Con esta incursión en el género policíaco, Winterbottom se confirma como uno de los cineastas más versátiles del momento. En su prolífica carrera -ya ha filmado 17 películas en 15 años- ha tocado una gran variedad de temas desde diferentes acercamientos formales. Se ha dado una vuelta por la crónica sociomusical (24 hour party people), ha experimentado con el drama global (Código 46), ha visitado el falso documental en más de una ocasión (In this world, Camino a Guantánamo) y flirteado con el porno (9 songs).

Y con semejante carrera, no es de extrañar que ya tenga un par de obras más en cartera. En Seven days explorará la relación de un preso con su mujer, y en Murder in Samarkand, donde contará con su actor fetiche Steve Coogan, se embarcará rumbo a Uzbekistán para narrar la historia de un embajador comprometido con los derechos humanos. Una vuelta al cine al que nos tiene acostumbrados, lo que hace de El asesino dentro de mí una rareza aún mayor en su catálogo.

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