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Cada vez más jóvenes chinos se pierden en el ciberespacio

Reuters

No pueden dormir, no pueden concentrarse y tienen ansiedad y depresión, y como cualquiera con un hábito destructivo, en China está aumentando el número de adictos a Internet que necesitan ayuda, y la necesitan ya.

El país más poblado del mundo registró también el mayor número de usuarios de Internet, con 298 millones al final de 2008, lo que supone un incremento del 42 por ciento desde el año anterior, según el Centro de Información de la Red de Internet de China.

Los problemas causados por el abuso de Internet también están aumentando, especialmente entre los jóvenes.

Muchos jóvenes chinos son hijos únicos que llevan solos la carga de las expectativas de sus padres. Los ciber cafés ofrecen una vía de escape, y a algunos les parece difícil dejarlo, de ahí los abusos.

A más o menos una hora en coche de Pekín está el centro de rehabilitación para los adictos, el Centro Taoran de Tratamiento de Adicción a Internet de Pekín, que hace poco tuvo que trasladar a 60 pacientes a un nuevo centro porque el viejo no tenía la capacidad para los nuevos adictos de todo el país.

El tratamiento consiste en una terapia médica y psicológica, y no es barata: cada paciente paga unos 1.500 dólares (unos 1.150 euros) al mes, y si los resultados no son satisfactorios extienden la estancia a dos o tres meses.

Un gran número de adictos a Internet también son derivados a hospitales psiquiátricos donde son tratados por diferentes problemas, incluyendo el trastorno obsesivo-compulsivo.

Chen Kehan, una de los médicos del centro, dijo que los nuevos pacientes se están volviendo menos y menos sociables. Algunos parecen haber perdido muchas de las habilidades sociales que se necesitan para vivir fuera del mundo virtual.

"En el último año, ha habido mucha más gente llamando o escribiendo para conseguir información sobre nuestro centro. El estado de los pacientes que aceptamos también se ha vuelto más grave que en años anteriores", dijo.

La organización es obra de Tao Ran, un antiguo médico del hospital militar de Pekín que pasó unos años en Canadá estudiando la cuestión de las adicciones.

Tao volvió a Pekín, esperando cambiar la actitud en su país natal, donde la adicción a Internet no está considerada formalmente como un trastorno mental.

"Hay más de 200 organizaciones que ofrecen tratamientos para la adicción a Internet en China ahora. Si no fuera por el aumento tan rápido del número de estos hospitales, tendríamos a mucha más gente aquí buscando ayuda", explicó.

Los padres también participan en la terapia, puesto que Tao piensa que frecuentemente tienen la culpa de la adicción de sus hijos porque los someten a demasiadas críticas.

Para ayudar a los pacientes a no volver a caer en los malos hábitos bajo la presión de sus progenitores, se exige a los padres y las madres que se sienten en una clase para que los terapeutas les "regañen". A veces sus hijos pueden asistir y compartir sus sentimientos.

La adolescente Cheng Jiawei ha pasado dos meses y medio en el centro y pronto será dada de alta. Su familia la envió al centro cuando empezó a pasar 15 horas conectada cada día después de no conseguir entrar en la escuela que quería ni encontrar trabajo.

"Cuando jugaba a los videojuegos creía que era un personaje del juego. Hice amigos jugando a los videojuegos que no podía hacer en la vida real", dijo Cheng.

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