Vásquez cree que "la literatura no puede combatir la violencia, sólo entenderla"
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El escritor colombiano y ganador del premio Alfaguara 2011, Juan Gabriel Vásquez, considera en una entrevista con Efe que "la literatura no puede combatir ni apaciguar la violencia, pero puede tratar de entenderla".
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En el marco de una conferencia sobre la violencia en la literatura latinoamericana organizada en motivo del centenario de la Casa América de Cataluña, Vásquez ha explicado en un encuentro con Efe que los escritores no pueden aspirar a combatir la violencia a través de sus obras.
"No se puede apaciguar ni combatir la violencia, pero se puede tratar de entender. Lo que la novela tiene como género es un gran afán de entender. Es lo máximo que se le puede exigir: que intente entender las cosas, que intente echar un poco de luz a los rincones oscuros de nuestra experiencia", ha señalado.
En una zona donde la violencia es un mal casi endémico -según el último informe del Programa de las Naciones Unidas por el Desarrollo, Latinoamérica acapara el 27 % de los homicidios del mundo-, la literatura ha quedado profundamente marcada por esta realidad.
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"La mejor tradición de la novela latinoamericana ha surgido en alguna medida de la violencia", asegura Vásquez, que considera que en ese continente la violencia ha tenido "mucho talento" para reciclarse y permanecer una vez han desaparecido las ideologías que la originaron.
Por ello, los mejores autores latinoamericanos han abordado, en uno u otro momento de su carrera, esta temática.
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Algunos de ellos, que han tratado en sus obras la figura del dictador, como Gabriel García Márquez en "El otoño del patriarca" o Alejo Carpentier en "El recurso del método", recibieron fuertes críticas por convertir a un tirano en una figura noble.
Precisamente, para Juan Gabriel Vásquez, autor de novelas sobre violencia como "El ruido de las cosas al caer", ésta es una de las mayores virtudes de la literatura.
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"La literatura no está para condenar ni absolver, está para intentar comprender. La novela es uno de los pocos lugares de la creatividad humana donde son válidas dos ideas opuestas", esgrime.
Porque, para él, la gran literatura es el espacio más perfecto de libertad de la vida humana, un espacio exento del proselitismo que invade el resto de la existencia humana.
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"En las grandes novelas de Dostoievski, Tolstoi, García Márquez o Vargas Llosa, nadie está tratando de convencer de nada. Cuando una novela me trata de vender una idea, de pasar un mensaje, de convencerme de algo, pierde totalmente mi interés", asevera mientras hace el gesto de romper un libro y tirarlo a la basura.