Varios atentados acaban con la calma relativa en Irak
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Una serie de atentados en Irak causaron el lunes la muerte de al menos 13 personas, según la policía, poniendo fin a un período de relativa calma tras el mes santo musulmán del Ramadán.
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En la provincia de Anbar, en el oeste del país, un suicida que conducía un camión cisterna cargado de explosivos se inmoló cerca de una comisaría de policía, matando a siete agentes e hiriendo a 10, dijo Husein Ali, comandante de policía en la zona oeste de la ciudad de Ramadi.
El ataque hizo arder varios coches y causó daños al edificio.
"Estábamos en el puesto de control (...) cuando de repente un camión cisterna de agua vino hacia nosotros. El conductor se negó a pararse y rompió la barrera cerca del edificio antes de inmolarse", dijo Jasim Mohamed, un policía que estaba en la zona.
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Previamente, una bomba colocada en un minibús que viajaba hacia el norte a través de Bagdad explotó, causando la muerte de al menos tres pasajeros e hiriendo a dos al norte de Diwaniya, a 150 km al sur de la capital iraquí, según la policía.
Un coronel de la policía en la zona dijo que seis personas murieron, pero otro señaló que habían sido tres los fallecidos.
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una explosión seguida de otra justo cuando la gente se congregaba en el lugar del estallido - causó la muerte de al menos tres personas, incluido el comandante del batallón local del Ejército.
Fuentes de seguridad en Bagdad señalaron que nueve soldados resultaron heridos en el ataque en el distrito de Ghazaliya, pero una segunda fuente policial señaló que las bombas hirieron a 28 personas.
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La violencia ha descendido abruptamente en Irak desde las cotas más altas de muertes sectarias tras la invasión dirigida por Estados Unidos en 2003.
Este mes, al final del Ramadán, los iraquíes disfrutaron de la fiesta del Eid más tranquila en años. Los parques y los restaurantes de Bagdad estuvieron repletos de ciudadanos que participaban en los festejos.
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Las bombas junto a las carreteras, los tiroteos y los atentados suicidas siguen siendo habituales, lo que plantea interrogantes sobre la capacidad de las fuerzas locales para mantener la seguridad del país mientras las tropas estadounidenses se preparan para su retirada en 2012.
Policía y soldados iraquíes siguen siendo el objetivo principal de los insurgentes. Son cada vez más comunes los ataques que usan "bombas lapa", explosivos colocados en los coches usando imanes u otros métodos.