El Torres-García más íntimo se exhibe en el MNAC a partir de dibujos inéditos
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Más de ochenta obras, en su mayoría dibujos, muchos de ellos inéditos, se exhiben desde hoy y hasta el próximo 11 de septiembre en el MNAC en una exposición dedicada al lado más "íntimo" del pintor hispano-uruguayo Joaquín Torres-García.
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La exposición, según ha explicado hoy el comisario de la muestra, Tomàs Llorens, explora el proceso creativo del artista, desde sus orígenes modernistas y su paso por el 'noucentisme' hasta su consagración como uno de los pioneros de las vanguardias.
El propósito de esta exposición es aproximar al visitante a "la intimidad del proceso creativo del artista" y analizar cómo, enfrentado a sus encrucijadas, Torres-García resuelve adentrarse por los nuevos caminos sin abandonar nunca del todo aquellos por los que ya había transitado.
Para el comisario, en la historia del arte hasta nuestros días "el clasicismo y la modernidad son dos principios contrapuestos, pero la obra de Torres-García se puede entender como una refutación permanente de este principio", y por esa razón la exposición constata que "el clasicismo y la modernidad son principios perfectamente compatibles".
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Esa voluntad de sumar dualidades o polos opuestos, sostiene Llorens, es la que lleva al artista a "integrar razón y naturaleza, abstracción y primitivismo, lo eterno y lo temporal, el clasicismo y la modernidad".
La primera sala de la exposición pretende resumir esa dualidad, con dos obras del final de su vida, "La maternidad. La familia" (1944), un dibujo de enormes dimensiones -tres metros de altura-, con un tema clásico, y el abstracto "Arte constructivo universal" (1942).
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La primera parte de la muestra está centrada en el período de formación del artista, en los años en los que vive en Barcelona -trabaja con Gaudí y con Enric Prat de la Riba- y en Nueva York.
En la segunda, dedicada a sus años de plenitud, se analizan los mitos y las ideas fundamentales de su poética: la Naturaleza, la Razón y la Atlántida.
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Nacido en Montevideo en 1874 de padre catalán, Torres-García se instaló en Cataluña en 1891, cuando contaba 16 años y se formó como pintor en la Barcelona modernista.
De ese período se pueden contemplar un conjunto de dibujos como "Lo temporal no es más que símbolo. Boceto para el fresco" (1914), prefiguración de los frescos que Prat de la Riba le encargó para el Palacio de la Generalitat; "Cuádriga-boceto para el fresco de la Casa Badiella" (1916); "Boceto de las pinturas de la iglesia de San Agustín de Barcelona" (1908); "Mujer del novecientos" (1900); o "Mujer bailando" (1900).
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De los tres años que permaneció en Nueva York hay en el recorrido expositivo testimonios reveladores, en palabras de Llorens, como el álbum de dibujos "New York City" (1921), en el que el artista "atrapa el ritmo febril de la gran ciudad"; "Hoy" (1921); "Downtown New York" (1919-22); "Retrato-Hombre con lentes" (1920), que podría parecer un retrato de Warhol, o "Broadway Express" (1920),
Tras su paso por Nueva York y un período de dos años en Florencia, el artista, empeñado en poner en marcha su empresa de juguetes innovadores, estuvo seis años en París a partir de 1926.
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Su estancia en París fue crucial en su trayectoria artística, pues allí se convirtió en uno de los animadores principales de la abstracción de entreguerras, que se aglutina en torno a las asociaciones Abstracción-Création y Cercle et Carré, y se relaciona con artistas como Van Doesburg, Hélion o Seuphor, que defendían una abstracción geométrica divergente de la de raíz expresiva tan en boga en los años precedentes a la I Guerra Mundial.
El 90% de los dibujos proceden de la colección familiar de Alejandra, Aurelio y Claudio Torres.