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Para Todorov "ser civilizado es reconocer la humanidad de los otros"

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El filósofo francés de origen búlgaro Tzvetan Todorov ha advertido hoy de que ser civilizado no significa haber cursado estudios superiores o haber leído muchos libros, sino "ser capaz de reconocer plenamente la humanidad de los otros, aunque tengan rostros y hábitos distintos".

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"Por cómo percibimos y acogemos a los otros, a los diferentes, se puede medir nuestro grado de barbarie o de civilización", ha indicado en su discurso durante la ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias, celebrada en el Teatro Campoamor de Oviedo, en la que ha recibido el galardón de Ciencias Sociales.

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El director de la Escuela de Altos Estudios Sociales en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas de París ha destacado que antes de la época contemporánea, el mundo jamás había sido escenario de una circulación tan intensa de los pueblos que lo habitan, ni de tantos encuentros entre ciudadanos de países diferentes.

Ha precisado que las razones de estos movimientos de pueblos e individuos son múltiples, como la actual rapidez y facilidad de los viajes, que invita a los habitantes de los países ricos a practicar un turismo de masas o la globalización de la economía, que, ha dicho, obliga a las elites a estar presentes en todos los rincones del planeta y a los obreros a desplazarse allá donde haya trabajo.

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También ha recordado que la población de los países pobres intenta por todos los medios acceder a lo que considera el paraíso de los países industrializados, en busca de unas condiciones de vida dignas, mientras otros huyen de la violencia que asuela sus países: guerras, dictaduras, persecuciones o actos terroristas.

"A todas esas razones que motivan los desplazamientos de las poblaciones se han sumado, desde hace algunos años, los efectos del calentamiento climático, de las sequías y de los ciclones que este conlleva", ha subrayado Todorov.

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El filósofo francés ha recordado en su intervención que, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados, por cada centímetro de elevación del nivel de los océanos, habrá un millón de desplazados en el mundo.

"El siglo XXI se presenta como aquel en el que numerosos hombres y mujeres deberán abandonar su país de origen y adoptar, provisional o permanentemente, el estatus de extranjero", ha indicado.

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En este contexto, ha declarado que los habitantes de un país siempre tratarán a sus compatriotas con más atención y amor que a los desconocidos recién llegados, y ha advertido de que estos últimos no dejan de ser hombres y mujeres como los demás.

"Les alientan las mismas ambiciones y padecen las mismas carencias; sólo que, en mayor medida que los primeros, son presa del desamparo y nos lanzan llamadas de auxilio", ha afirmado el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2008.

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Todorov ha avisado: "Cada uno de nosotros es un extranjero en potencia" al considerar que "los bárbaros son los que piensan que los otros, porque no se parecen a ellos, pertenecen a una humanidad inferior y merecen ser tratados con desprecio o condescendencia".

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