La Tate mostrará a Turner midiendo sus fuerzas con otros grandes maestros
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La galería Tate Britain mostrará en una gran exposición, este otoño, al pintor inglés JMW Turner (1775-1851) midiendo sus fuerzas con algunos de los grandes maestros que le precedieron como Tiziano, Rembrandt, Claudio Lorena o Poussin.
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La exposición, que estará en Londres del 23 de septiembre al 31 de enero próximos y viajará en febrero del 2010 al Grand Palais parisino y más tarde -del 22 de junio al 23 de mayo del 2010- al Prado, reunirá un centenar de obras de Turner y otros artistas de colecciones de todo el mundo.
Será la primera vez que se exhiban juntas obras maestras de Turner y las que inspiraron su afán de emulación, que duró toda su vida, según explicó hoy en Londres el comisario principal, David Solkin, profesor de historia social del ate en el instituto Courtauld.
La estrategia del prolífico Turner, un caso singular en la historia del arte europeo - aunque venga también a la mente el de Picasso- consistió en tratar de entrar en directa competencia con otros artistas, sobre todo del pasado, pero también contados contemporáneos, a quienes consideraba dignos rivales.
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Desde sus comienzos artísticos, Turner respondió en efecto con entusiasmo a la invitación que hacía la Royal Academy of Arts londinense a los pintores británicos para que tratasen de medirse con los grandes artistas extranjeros de siglos anteriores, práctica fomentada por los propios coleccionistas ingleses.
El primer ejemplo en el caso de Turner se remonta a 1801 cuando presentó a la exposición de ese año en la Academia una marina titulada "Barcos holandeses en una galerna", claramente inspirada por un cuadro de Willem van de Velde de 1672 aunque mucho más dramática en su ejecución.
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Entre los artistas con los que Turner quiso competir ocupa un lugar especial, según explicó Solkin, Claudio Lorena, a quien consideraba el más grande paisajista de la historia y por cuyas creaciones llegó a sentirse incluso intimidado en un principio.
Al igual que un siglo después, Cézanne dijo de Poussin que había que "rehacerle partiendo de la naturaleza", Turner aceptó el desafío que presentaba para él Claudio Lorena en una serie de obras que se expondrán en la Tate junto a las del francés y que facilitarán la comparación entre ambos artistas.
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Esas obras pueden interpretarse como un homenaje de Turner a un artista muy admirado, pero también como producto de su afán de competencia, que perduró hasta los últimos años de su vida, como demuestra, por ejemplo, su extraordinario paisaje de 1845 "Mujer con pandereta", inspirado claramente por "Paisaje pastoral con el arco de Tito", de Claudio Lorena (1644).
Algo parecido cabe decir a propósito de otros grandes antecesores como Tiziano, cuya "Virgen con Niño y Tobías y el Ángel", de 1535, animó a Turner a pintar su "Sagrada Familia", de 1803, y a demostrar sus dotes de pintor de temas bíblicos o históricos.
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Otro de los grandes maestros del pasado a quienes Turner quiso igualarse es Rembrandt, como demostrarán cinco parejas de cuadros de la exposición de la Tate, entre ellos "Cristo y la Mujer sorprendida en adulterio" (1644), del primero, y "Pilatos lavándose las manos" (1830), en el que Turner emplea una paleta de vibrante colorido a la vez que trabaja con claroscuros como su predecesor holandés.
Pero hay muchos más ejemplos, y la exposición yuxtapondrá obras de Turner a las de otros artistas como Canaletto, Ruisdael, Cuyp, Teniers o Watteau, de quien sorprendentemente el inglés llegó a decir que había aprendido de él más que de otros pintores.
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Su gran sentido de la competencia le hizo incluso echarles un pulso a sus propios contemporáneos, entre ellos el gran paisajista John Constable, pero también otros menos conocidos como David Wilkie, a quien ganó claramente después de que éste hubiera intentado a su vez medir sus fuerzas con Teniers.