Los talibanes prosiguen su carrera sangrienta en Pakistán
24 personas mueren en dos ataques, mientras miles huyen de sus casas en Waziristán por la ofensiva del Ejército
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Pakistán sigue sufriendo los ataques de los talibanes una semana después de que el Ejército se lanzara a una gran ofensiva en Waziristán Sur para cazar a la insurgencia. Al menos 24 personas han muerto este viernes en sendos ataques. El primero tuvo lugar en Kamra, localidad cerca de Peshawar. Un terrorista suicida detonó un paquete de explosivos en los exteriores del principal sitio de mantenimiento de la Fuerza Aérea de Pakistán. Horas después, 18 miembros de una familia morían después de que el vehículo en el que viajaban a una boda pasara por encima de una mina.
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En Kamra, a unos 75 kilómetros al noroeste de la capital, Islamabad, el suicida detonó los explosivos que llevaba atados a su cuerpo cuando los efectivos de seguridad lo detuvieron en un puesto de control en las afueras del Complejo Aeronaútico de Pakistán. "Dos de nuestros efectivos de seguridad y cuatro civiles murieron", dijo a Reuters un responsable de la Fuerza Aérea de Pakistán. Cuatro personas resultaron heridas, agregó.
El ataque se produjo un día después de que un general de brigada del Ejército y su chófer murieran en un tiroteo en Islamabad, mientras que al menos seis personas, incluidos dos suicidas, murieron el martes en dos ataques en un edificio de la Universidad Islámica en la capital. Más de doscientas personas han muerto en lo que va de mes por los atentados en Pakistán.
Horas más tarde, la comitiva de una boda pasó por encima de una mina en la localidad de Mohmand. 18 personas murieron a consecuencia de la explosión. Entre los fallecidos hay varias mujeres y niños, según los meidos locales. Otras seis personas reultaron heridas en el incidente y fueron trasladadas a un hospital cercano.
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Los talibanes han incrementado sus ataques contra objetivos urbanos después de que el Ejército paquistaní comenzara una importante ofensiva contra los insurgentes en sus bastiones de Waziristán del Sur, cerca de la frontera con Afganistán. Las operaciones del Ejército ha forzado a miles de personas a abandonar sus casas (Más de 100.000 civiles han huido de la región, según Naciones Unidas) provocando una nueva crisis humanitaria como la que tuvo lugar la pasada primavera durante el cerco al valle de Swat.
Los analistas han alertado sobre la posibilidad de más ataques a medida que los milicianos se vean obligados a abandonar sus posiciones, como una estrategia para que el derramamiento de sangre y la perturbación hagan que el Gobierno y la gente común pierdan el deseo de avanzar con la ofensiva.
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El territorio remoto y escarpado de Waziristán del Sur, con sus montañas rocosas y bosques irregulares cortados por cañadas secas y desfiladeros, es un centro de acción para los extremistas que se desplazan entre Pakistán y Afganistán. Unos 28.000 soldados se enfrentan a alrededor de 10.000 talibanes, entre ellos unos 1.000 curtidos combatientes uzbekos y algunos miembros árabes de Al Qaeda.