El número de víctimas mortales en choques contra la Policía en la Cachemira india ha subido a 17 en las últimas horas, y las autoridades han vuelto a imponer el toque de queda en la mayor parte del valle, informó hoy una fuente oficial.

Con 17 muertos y más de setenta heridos, la de ayer fue la jornada más violenta desde que el pasado junio estallara la actual ola de protestas contra la India, según la agencia PTI.

Los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad tuvieron lugar durante varias manifestaciones en todo el valle musulmán, bajo soberanía india, una de ellas motivada por rumores de que se había quemado una copia del Corán en EEUU, plan que un pastor estadounidense radical finalmente no llevó adelante.

Tras estos sucesos, las autoridades impusieron hoy el toque de queda en la mayoría de localidades del valle de Cachemira, incluida la capital de verano, Srinagar, aunque varios civiles desafiaron la medida.

También decidieron restringir el tráfico aéreo durante los próximos tres días, según la cadena privada NDTV, que no citó fuentes.

Todas las fuerzas políticas están convocadas a una reunión mañana en la que decidirán la estrategia a seguir en la Cachemira india, y que podría incluir la retirada en algunos distritos de los poderes especiales de las fuerzas de seguridad, que actúan frecuentemente con impunidad.

Las protestas son constantes desde junio y tienen como principales proclamas la independencia y la retirada de las fuerzas de seguridad indias.

Decenas de civiles han muerto desde entonces y los analistas empiezan a comparar la situación con el final de la década de 1980, cuando a la efervescencia social se unió el auge de grupos separatistas o propaquistaníes armados.

Frente a la relativa calma que reina en la Cachemira bajo soberanía paquistaní, el estado que depende de la India ha vivido en permanente inestabilidad desde la traumática partición del subcontinente, en 1947, y ha motivado dos guerras y varios conflictos menores entre las dos potencias del Sur de Asia.