Stiglitz alerta del riesgo de estancamiento por el ajuste
El gobernador del Banco de España exige a autonomías y municipios "decisiones enérgicas" para cumplir "rigurosamente" el déficit tras el 22-M
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Desde hace un año, con la explosión de la crisis de la deuda soberana, la doctrina presupuestaria ha sido clara: actuar sin miramientos contra el déficit a través de contundentes recortes del gasto. La nueva ortodoxia la han seguido mandatarios de toda Europa e, incluso, de Estados Unidos. Este viernes, el prestigioso economista Joseph Stiglitz levantó la mano y pidió la voz para cambiar el tercio: "La estrategia de austeridad condenará a Europa y a Estados Unidos al estancamiento", al impedir que puedan conseguir contundentes crecimientos económicos.
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La contundente y transgresora posición del Nobel de Economía de 2001 llegó a las jornadas que organiza el Círculo de Economía como un ciclón para oponerse al pensamiento único imperante entre el resto de conferenciantes. Un desacomplejado Stiglitz avaló su posición en el hecho de que no fue el déficit el que generó la crisis, sino la desaparición de la demanda, influenciada también por la caída del crédito, que provocó un peligroso cóctel que acabó por hundir el techo de los ingresos de las administraciones por la contracción económica y ensanchó el déficit. "La recesión económica fue la base del déficit y no al revés", señaló, para subrayar que, por ejemplo, "en España tuvieron superávit antes de la crisis, así que no fue una mala salud fiscal la que generó la crisis".
El economista fue más allá cuando ofreció su opinión sobre el porqué de la intervención económica de Grecia, Portugal e Irlanda: fue "una fórmula de protección de los bancos europeos, que se habían endeudado muchísimo", un procedimiento que, en su opinión, ya se había dado con anteriores operaciones similares del FMI. "No fueron rescates de México o Indonesia, sino de los bancos occidentales, que fueron los que recibieron las ayudas del FMI y del G-8".
El discurso de Stiglitz chocaba con el efectuado unas horas antes por el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que blindó si cabe más su defensa de la reducción del déficit para sacar a España de la crisis y llamó al orden a autonomías y municipios después de las elecciones del 22-M. A estas administraciones exigió que "cumplan este año rigurosamente sus compromisos de ajuste" con "decisiones enérgicas" que permitan que el déficit del Estado no supere el límite del 6% marcado por el Gobierno.
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Ordóñez asumió que el reto "no es nada fácil", pero lo consideró "imprescindible" para la credibilidad de España ante la Unión Europea, los organismos internacionales y los mercados financieros. En su opinión, después de asumir el compromiso de reducir en un año el desajuste presupuestario del 11% al 6%, es "crucial" que el Gobierno cumpla, pese a que ningún otro Estado europeo afronte un reto similar.
Un día después de la ruptura de las conversaciones sobre la negociación colectiva, Fernández Ordóñez volvió a apostar sin matices por la flexibilización del mercado laboral español. "No lo podemos tolerar ni un minuto más", señaló. Aseguró que es la única reforma que le falta hacer a España, pero la consideró indispensable para activar la contratación.
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"España se ha alejado tanto de los distintos modelos de marco institucional del empleo en los países desarrollados que un acercamiento rápido a los mismos podría tener efectos más inmediatos que en otros países", señaló, convencido de que incentivará "la confianza" en España.