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Soledad Puértolas viaja hasta su pasado de colegio de monjas en "Cielo nocturno"

EFE

Cuando era una niña, Soledad Puértolas buscaba señales en el firmamento y ahora, mujer ya madura, donde fija su mirada es en su pasado de colegio de monjas en una ciudad con río, tal como queda reflejado en su nueva novela "Cielo nocturno", que ha presentado hoy en Barcelona.

Puértolas ha explicado en rueda de prensa que el origen de su último título, que le ha publicado Anagrama, es un cuento que empezó a trabajar sobre la experiencia con las monjas de su Zaragoza natal, que, sin embargo, alargó hasta llegar a su época universitaria, en un momento de lucha estudiantil muy agitada.

La escritora ha rememorado este mediodía que se pasó doce años acompañada por las "hermanas" de la escuela, comiendo en el refectorio rodajas de mortadela que nada le gustaban, y, al día siguiente de dejar la institución, se encontró en la Universidad participando en una manifestación contraria al régimen político de entonces.

"Llega un día -ha subrayado- en que me pregunto qué hacer con el pasado, que cada vez es más lejano y, por lo tanto, cada vez me reconozco menos en él".

"Nunca antes -según ha reconocido hoy- había afrontado con esa fuerza todo lo que yo había vivido, desde las monjas a los grupos de progres de la universidad, sintiéndome aislada, y como que no formaba parte de ningún grupo, con esa sensación de no pertenencia que me ha acompañado siempre".

La protagonista de este "Cielo nocturno", de la que desconocemos su nombre, ni su creadora ha querido desvelarlo, tiene muchas cosas suyas, pero "al revés, como deformadas".

En este sentido, ha indicado que la ha construido de forma muy parecida a como ocurre en los sueños, "en la que los objetos parece que se deforman, o se colocan en otro lugar en el que los vemos habitualmente en nuestras vidas".

Sin embargo, ha advertido de que ha querido comunicar una determinada verdad de aquella época, "encontrando una coherencia interna" en el relato.

Afirmando que Soledad es un nombre que la ha marcado siempre -"la Soledad soy yo", ha apostillado- la escritora ha indicado que en esta ocasión el personaje protagonista debía ser, precisamente, una hija única, por las connotaciones de lo que ello conlleva.

La parte que más le ha costado evocar es la de la Universidad, porque es mucho más cercana en el tiempo que su infancia y porque muchos de los protagonistas están todavía vivos.

Precisamente, ha dicho que una de las figuras que aparecen en la novela que más le ha costado asumir es la del padre de la muchacha.

En su caso, su progenitor todavía vive, "pero no podrá leer ya la novela por su estado de salud. Creo que es por este motivo que he escrito algunas de las cosas que he escrito, ya que si las pudiera comprender le dolerían porque hay mucha distancia entre el personaje de la chica y su padre".

Otra de las protagonistas de la obra es una ciudad de provincias con río, muy parecida a Zaragoza, donde residió Puértolas hasta los catorce años, antes de irse con la familia a Madrid.

El río, el cierzo, pero, sobre todo, la idea de desierto son elementos que van apareciendo en la obra de la escritora y que en este libro también están muy presentes, de la misma manera que subyace en él la pregunta que se formula en ocasiones: "¿Qué hubiera ocurrido con mi vida si no me hubiera marchado de allí?".

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