La incertidumbre puede durar días, semanas, pero se paga durante años. España tomó la decisión de pedir esta semana al mercado 7.250 millones de euros, a pesar de hacerlo en plena turbulencia por las dudas sobre el rescate griego. Los especuladores demostraron desde el lunes que no iban a dejar escapar la ocasión de activar el miedo al contagio de un país con importantes debilidades como este para sacar beneficio. Dicho y hecho. Las cuatro subastas celebradas les han costado a las arcas públicas 488 millones de euros más que si la misma cantidad de títulos se hubiese colocado al coste medio de 2010.

La calma del mercado tras el principio de acuerdo en la zona del euro llega tarde para esas cuatro subastas, dos de las cuales han salido a precios que no se veían desde 1997, cuando no había euro que defender. 'Si las subastas se hubieran realizado la semana que viene, habrían salido mucho más baratas', comenta Soledad Pellón, analista de IG Markets.

La emisión de ayer de bonos a 10 y 15 años se saldó con una rentabilidad exigida del 5,92% y el 6,22%, cantidades que no se habían alcanzado en 14 años y que suponen un incremento del 29,5% y el 25,4% respecto a la última subasta de este tipo de títulos. Se adjudicaron 2.621 millones de euros, a los que habrá que remunerar a precios históricos durante una larga temporada, lo que hace más que comprensible que la demanda se elevase a 5.124 millones, el doble. Si se suma lo captado el martes con la emisión de letras a 12 y 18 meses, el Tesoro ha captado 7.071 millones, muy cerca de su objetivo.

Pero cada tormenta sale más cara porque, aunque la tensión se reduzca y con ella la prima de riesgo (rentabilidad exigida por encima del bono alemán) nunca lo hacen como para regresar a los niveles anteriores. A España le han costado ya las subastas de 2011 casi 3.500 millones más.