Santos Juliá dice que "la clase política no está a la altura de las circunstancias"
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La actual clase política española "no está a la altura de las circunstancias de los problemas que tenemos", en especial si se la compara con la que hizo la Transición, ha afirmado el historiador Santos Juliá con motivo de la publicación de su libro "Hoy no es ayer. Ensayos sobre la España del siglo XX" (RBA).
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En una entrevista con EFE Juliá, catedrático del Departamento de Historia Social y del Pensamiento Político de la UNED, sostiene que "la Transición es un momento único por el mismo hecho de que el futuro estaba por hacer", lo que suscitó "comportamientos políticos que no son los habituales en una democracia consolidada".
"La clase política de la Transición respondió a los retos que tenía delante con una gran altura de miras, se puso a la altura de las circunstancias. Y la clase política actual no está a la altura de las circunstancias de los problemas que tenemos", indicó Juliá.
En su libro, el historiador recopila una serie de ensayos publicados entre 1996 y 2009 en los que se ocupa esencialmente de elementos clave de la historia política de España, como el del "Desastre" de 1898, pasando por la República y la Guerra Civil, el Franquismo y la Transición y sus secuelas.
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"La clase política actual ha entrado en un proceso de extrema polarización, que es en buena medida artificial, ya que no responde a una polarización social, ni mucho menos. Y en función de esa polarización piensa que la única manera de aumentar sus posibilidades de ganar elecciones es socavar el terreno que pisa el contrario", sostiene Juliá.
"Ahora, cuando la situación económica se presenta con dificultades graves, el hecho de que las instituciones de que nos hemos dotado no puedan enfrentarse a una situación como ésta llegando a acuerdos, es como para decirles a estos señores que ya está bien de disputas partidarias".
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Especialmente "cuando hay cuestiones que nos van a afectar a las bases mismas en que está construida esta democracia y la vida de los españoles", subrayó el historiador.
"Mientras esas políticas polarizadas no afectaban a eso que llamamos el crédito en los mercados internacionales, pues seguíamos adelante, pero en el momento que afecta a la posibilidad de que el Estado español sea rechazado por los mercados porque dicen que pongamos orden interno, pues hay que reaccionar de otra manera", recalcó Juliá.
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Al respecto subrayó que durante un periodo "hemos pensado que éramos un país rico, y lo que ha pasado es que hemos vivido notablemente por encima de nuestra capacidad de responder a las deudas que habíamos contraído".
Juliá destaca de la clase política de la Transición, cuyo periodo más brillante sitúa entre julio de 1976 (con el nombramiento de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno) y diciembre de 1978 (promulgación de la Constitución), el hecho de que puso un enorme empeño en llegar a acuerdos, para lo que se acuñó una expresión que ha pasado a la historia política española: el consenso.
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En aquel momento, señala Juliá, "eran absolutamente necesarios acuerdos, transacciones; llegar a terrenos comunes para salir de la crisis económica, para dotarnos de una constitución, para poner en marcha un sistema de partidos, y la clase política, hasta la promulgación de la Constitución respondió a la altura de los retos que estaban planteados".
Con respecto a la actual situación socioeconómica española y sus perspectivas a medio plazo Juliá manifestó que "en España vamos a pasar unos años de adecuación de nuestros proyectos y nuestra estructura política a la evidente realidad de que somos el 20 por ciento mas pobres de lo que creíamos haber alcanzado".
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"No nos viene nada mal plantearnos por qué nuestro diferencial con Europa nunca se reduce el 20 por ciento, y por qué tenemos una sociedad que ha adoptado como costumbre, como una especie de moral pública, gastar más de lo que produce, y por qué nos hemos lanzado sin base real a consumir gratuitamente bienes que cuesta producir", manifestó el historiador.
"Plantearse este tipo de preguntas y responderlas adecuadamente puede situarnos en una medida que corresponde a lo que somos. Yo prefiero esto a esas baladronadas de que somos el país puntero, porque no lo somos", recalcó.
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Con respecto a Europa, Juliá trata de mantener un moderado optimismo: "Quiero pensar que Europa es un proceso irreversible y que ha avanzado respondiendo siempre a dificultades que surgían en el camino".
El hecho de que la presente crisis económica "obligue a Europa a algo que es fundamental, como es adecuar las políticas fiscales y pensar de otra manera, puede conducir a una mayor integración financiera y fiscal, que puede ser la base para un nuevo impulso político", manifestó.
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Fernando Prieto Arellano