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Sánchez Ostiz novela su visión "burlesca" pero "seria" de Bucarest

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El escritor Miguel Sánchez Ostiz presentó hoy en Pamplona "Cornejas de Bucarest", una novela que pese a reconocerla como "inverosímil" por sus tintes "burlescos, picarescos y sarcásticos" acerca la imagen de la "compleja sociedad" rumana actual, con pasajes "muy serios" de su reciente historia.

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Así lo ha señalado en conferencia de prensa el propio Sánchez Ostiz (Pamplona, 1950), quien ha advertido de que en esta novela "todo es imaginario, hasta el autor", si bien a lo largo de su intervención ha dejado ver que la ficción con la que está escrita retrata una Rumanía real.

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De este país destaca un pasado reciente protagonizado por el régimen totalitario de Ceaucescu y una actualidad marcada sobre todo por la emigración, pero también por la xenofobia, el nacionalismo y la "voracidad" de la especulación.

La rumana es "una sociedad compleja, que atrae", ha reconocido el escritor, quien viajó por primera vez en 2005 a Bucarest, una ciudad que le "chocó" por las reminiscencias que en su paisaje urbano todavía guarda del terremoto de 1977 y de la "temible" arquitectura del régimen de Ceaucescu, y que en su población se advierte a gente "muy dolida" que perdió su juventud en este régimen totalitario.

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En otros viajes posteriores, el autor ha contactado con ciudadanos rumanos y ha podido acercarse a una ciudad en la que están "todas las contradicciones y todas las pugnas que hay hoy día en Europa".

Así, se trata el "muy flagrante asunto de la inmigración furiosa a paraísos que ellos creen que son jauja", como son España, Italia, Irlanda; también algo que los rumanos "ocultan pero existe", que es una "llamativa xenofobia" en la que están implicadas las 16 etnias distintas que componen esa sociedad, con problemas fronterizos con Hungría y Bulgaria; y la pervivencia de "una lacra que no ha sido asumida, como es el antisemitismo".

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Es un cosmos que al narrador le atrae además por esa "voracidad con la que la sociedad rumana se ha incorporado al mundo neoliberal" y que se traduce en que la población, además de "nacionalista y ortodoxa", quiere ser "norteamericana cuanto antes" y evidencia una "voracidad de conseguir dinero, pasta ya y como sea".

Así, Bucarest, además de un nido para mafias rusas, griegas, turcas e italianas en casinos y salas de fiestas, es el "paraíso de los especuladores y promotores inmobiliarios", que intentan atraer el capital de los emigrantes que regresan a la ciudad.

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Pese a esta pesimista imagen, Sánchez Ostiz ha advertido que el tono de la novela está "emparentado" con el de la "picaresca y burlesca" de la literatura clásica española, por lo que ha prometido "momentos muy divertidos" al lector si consigue su "complicidad", al igual que ha confesado haberse divertido él mismo durante los tres años que invirtió en su factura.

Todo ello, pese a la crudeza de muchos pasajes, que le han llevado a retirar el subtítulo previsto de "Guiñol burlesco".

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