Saénz de Santamaría: "El Gobierno no se va a quedar parado"
La vicepresidenta no rebaja la amenaza a Argentina. Margallo avisa que cualquier acción contra Repsol será considerado "una agresión"
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El Gobierno no rebaja ni un ápice su tono de firmeza y de amenaza ante la posible nacionalización de YPF, la filial petrolera de Repsol. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, fue categórica este viernes durante su intervención en la rueda posterior al Consejo de Ministros: "No nos consta que Argentina haya tomado esa decisión [la nacionalización]. Si la tomara, sería muy negativa. En cualquier caso, el Gobierno actuará con todas las medidas que tenga a su alcance para que esa decisión no se produzca"
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La intención del Gobierno, reiteró la vicepresidenta, es "evitar que decisiones de esta naturaleza lleguen a tomarse". Esas medidas podrían incluir sanciones económicas a Argentina y a la importación de productos argentinos, aunque Sáenz de Santamaría apeló a la discreción como clave del éxito y se mostró firme pero poco precisa: "El Gobierno lleva trabajando en este asunto desde enero. Tomaremos las medidas que estimemos oportunas. Obviamente no las vamos a hacer públicas, pero les puedo asegurar que este Gobierno no se va a quedar parado: estamos trasladando a todos los niveles al Gobierno argentino nuestra preocupación y la de la Unión Europea".
Sí recordó en varias ocasiones —las preguntas de los periodistas fueron constantes al respecto— que la mejor prueba de la preocupación y de la determinación del Gobierno fue la convocatoria del embajador argentino en el palacio de Viana, sede del ministerio de Asuntos Exteriores, para dar explicaciones al ministro José Manuel García-Margallo.
La reunión entre el ministro de Asuntos Exteriores español y el embajador argentino, Carlos Bettini, no dio mucho de sí. El embajador no tenía previsto dar explicaciones: iba simplemente a escuchar y trasladar a su Gobierno el mensaje. La respuesta de Argentina ya llegará a su tiempo.
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Fue mucho más interesante la comparecencia de García-Margallo en la propia sede del ministerio una vez concluida la reunión. El ministro recurrió a un lenguaje belicista para expresar todo el malestar del Ejecutivo español y él, sí, elevó el tono de las amenazas. "La nacionalización de YPF supondría una ruptura no sólo económica. Una ruptura de la relación fraternal entre ambos países sería el peor escenario que se puede imaginar".
Margallo: "Una ruptura de la relación fraternal entre ambos países sería el peor escenario que se puede imaginar"
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García-Margallo advirtió de que cualquier "agresión" a la empresa española Repsol en tanto que propietaria mayoritaria de YPF, "violando el principio de seguridad jurídica, será considerada como una agresión al Estado español". Añadió España que tomará las medidas que considere oportunas y recabará los apoyos necesarios de sus socios europeos, cosa que, precisó, ya ha hecho.
A pesar de su lenguaje belicista, García Margallo apostó por "el diálogo y el sentido común" y anunció, al igual que la vicepresidenta, que estudiarán las medidas a tomar en caso de que no se solucionara el conflicto, si bien rehusó por dos veces enumerar cuáles serían, pues ahora es el momento de buscar el entendimiento.
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No obstante, García-Margallo se preocupó de recordar que España es el primer inversor extranjero en Argentina y de que, en 2001, durante la crisis del "corralito", el Gobierno de José María Aznar ayudó al país sudamericano con un préstamo de 1.000 millones, gesto que espera se vea ahora correspondido por el de Cristina Fernández de Kirchner.