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RTVV: un cierre con daños colaterales

El persianazo a la radiotelevisión pública valenciana conllevará el cierre de un importante tejido auxiliar y la pérdida de miles de puestos de trabajo que el gobierno valenciano parece no haber contemplado

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40 millones. Esa es la cifra que el presidente de la Generalitat valenciana Alberto Fabra expuso el pasado miércoles para justificar el cierre de Radio Televisión Valenciana (RTVV). ¿Pero es eso lo que se ahorra o se deja de gastar realmente con la decisión? ¿Son los mil trabajadores no readmitidos y los 800 más que ahora se despedirán los puestos de trabajo perdidos? "No sabemos la cifra exacta", confesó el presidente dejando escapar una mueca, "pero estamos en ello", respondiendo a una pregunta al respecto en rueda de prensa.

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Sin embargo, desde fuera del palacio de la Generalitat, la ecuación "cierre igual a ahorro" no parece tan simple. "Junto con la factoría de Ford de Almussafes y la Universitat de València, RTVV puede ser la segunda o la tercera empresa valenciana que más trabajo auxiliar genere, y aunque no haya estudios al respecto, no cabe duda que la cifra de damnificados por su cierre será enorme", asegura el coordinador de la Licenciatura de Periodismo en la Universitat de València, Josep Lluís Gómez Mompart, que no cree que el número de puestos de trabajo que desaparezcan con el fin de RTVV baje de los 3.000.

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Según Mompart, "como en otras autonomías -con la salvedad de la catalana y la madrileña- el sector audiovisual valenciano prácticamente giraba entorno a RTVV" y la sensación de dependencia en muchas de sus empresas era prácticamente total. Ese era el motivo -al margen de otras cuestiones sociales y políticas- por el que el anuncio del cierre del ente era recibido con desolación entre todos los profesionales del sector.

Actores y productores, pero también centenares de técnicas y operadoras de sonido y cámara, decoradores, guionistas, maquilladores y peluqueros, encargadas de vestuario, chóferes, personal de administración o profesionales de limpieza y del catering subcontratados tanto por la televisión como por la productoras, verán como, en el plazo de unas semanas -el gobierno valenciano tiene previsto cerrar definitivamente RTVV antes de final de año- sus puestos de trabajo se volatilizan, pese a no ser ninguno de los 1800 trabajadores del ente.

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"Aquí ha cundido el pánico", reconoce el decorador Carlos Ramón Almenar, que describe cómo su sector se haya frente a un callejón sin salida, empeorado por la gestión del ERE por parte de la Generalitat: "Si antes un equipo de decoración podía trabajar en cuatro o cinco producciones al año, ahora solo hacía una o dos. Y para colmo, al parón de la mayor parte del sector, ahora hay que sumarle el de las productoras que habían ganado el concurso para la nueva programación de RTVV, que encima habían aparcado proyectos propios. Es un desastre".

Y es que el cierre es solo la puntilla a un tejido empresarial emergido a la sombra de Canal 9 pero que, como resultado de la gestión arbitraria del ente, nunca llegó a consolidarse. "Cuando se creó RTVV surgieron un montón de empresas especializadas en doblaje porque al ser en valenciano, solo lo podíamos hacer gente de aquí, y eso nos permitió a muchos actores la posibilidad de profesionalizarnos que no nos permitía exclusivamente la actividad teatral. Pero desde el principio, aunque se dobló mucho, no se hizo toda la producción en valenciano y además se fue reduciendo. Ahora un 80% de aquellas empresas ya ha cerrado y si se cierra RTVV desaparecerá todo",  recuerda la actriz Pilar Almería, cuya historia describe bien lo que la televisión podría haber supuesto.

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"Ahora mismo, para nosotros, es el fin", asegura rotundo Ferran Gadea, presidente de la Asociación de Actores y Actrices Profesionales Valencianos (AAPV), entidad que reúne a 500 afiliados, y que nació precisamente al calor del nacimiento de RTVV y la posibilidad de profesionalización que la televisión generó para los actores. "La televisión nos dio vida y ahora su cierre puede significar la vuelta al escenario previo, porque a parte de la pérdida instantánea de trabajo que suframos en el acto, tampoco en el futuro inmediato se producirán series o tv movies", apunta Gadea, uno de los rostros más populares de Canal 9 por su papel en su serie de más audiencia, describiendo un escenario aciago para un gremio afectado ya por la subida del IVA en el teatro.

Los actores, técnicos o guionistas se quedarán en el paro. Pero los empresarios audiovisuales -"emprendedores" según la nueva terminología neoliberal- se quedarán además con las deudas. "Y con una infraestructura que mantener y amortizar y no saben a priori en qué utilizar, porque en estas circunstancias todos los planes de empresa se han ido al traste", añaden a Público fuentes de la asociación Productors Audiovisuals Valencians. Pero matizan; para ellos el cierre de RTVV no es el principio del fin sino "apagar la luz al final del túnel".

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"El daño ya estaba hecho", recuerdan desde la asociación que llegó a reunir hace unos años a 80 productoras y ahora solo cuenta con 26. "Primero fueron los impagos y luego la paralización de la producción externa. Todavía deben lo facturado desde el 31 de diciembre de 2011, pero diciéndotelo de memoria, rondarán los dos millones de euros", recopilan fotografiando la lenta agonía a la que la Generalitat fue sometiendo a una industria que, según sus estimaciones, llegó a mantener durante años 10.000 empleos.

El panorama parece, pues, más devastador que el que directamente dibuja la pérdida de los 1.800 empleos directos de RTVV. Sin embargo, no todos le ponen mala cara. Sin ir más lejos, el conseller de Economía, Industria, Turismo y Empleo de la Generalitat, Máximo Buch, preguntado por su valoración por la pérdida de puestos de trabajo derivados del cierre del ente, transmitía a los afectados un mensaje de esperanza: "Pronto podrán volver a encontrar (empleo) porque España va a mejorar". Seguro que ya están más tranquilos.

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