Reino Unido teme que se retrasen los supervisores de bancos
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El plan de la Unión Europea de crear organismos supervisores para la banca y que detecten amenazas para la economía podría verse retrasado después de que Reino Unido expresara preocupación el martes y advirtiera que las negociaciones en este sentido podrían acabar en punto muerto.
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Suecia, que ostenta la presidencia de la Unión Europea hasta final de año, intenta lograr un acuerdo en la reunión de ministros de Finanzas que se celebra en Luxemburgo para crear los nuevos supervisores el año próximo.
Sin embargo, Reino Unido está preocupado por la posibilidad de que los supervisores, que pueden anular las decisiones de los reguladores o gobiernos nacionales, podrían causarle gastos al contribuyente exigiendo el refuerzo del colchón de capital de los bancos, por ejemplo.
"Hoy se trata de implementar el acuerdo de junio", dijo un alto funcionario del Tesoro británico, en alusión al principio de acuerdo de los dirigentes de la UE. "Cualquier intento de dar marcha atrás o de ir más lejos puede resultar en un impasse".
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"Uno de los pilares del acuerdo de junio fue el respeto de la soberanía fiscal, reflejando el impacto que tienen en los contribuyentes las decisiones de los supervisores", expresó.
La Comisión Europea anunció el mes pasado su proyecto para reformar la vigilancia de los bancos y los mercados financieros.
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El nuevo supervisor, con poder para imponer sus decisiones a los Estados miembros, emitiría una advertencia en cuanto apareciera la primera señal de una crisis.
Reino Unido, que posee participaciones en algunos de los bancos más grandes del país tras las intervenciones para evitar el colapso de las entidades, está preocupado por la posibilidad de que el supervisor le ordene a inyectar más dinero para mejorar los balances de las entidades.
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Algunos parlamentarios dicen que la posibilidad de reducir los poderes del supervisor son escasas. Pero Reino Unido, que lucha por conservar el control de la City financiera, podría retrasar su introducción.
En Londres existe escepticismo sobre las nuevas normas, que algunos consideran como un intento franco-alemán de reducir la influencia de la capital financiera de Europa.