Rato y Solbes salen del armario
Ahora coinciden en pedir reformas como antes negaron la burbuja inmobiliaria
Publicidad
Rodrigo Rato, ex vicepresidente del Gobierno, ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y próximo presidente de Caja Madrid, salió del armario, según la broma de Esperanza Aguirre, la semana pasada, con ocasión de un acto organizado por la Cámara de Comercio de Madrid en el cual de manera explícita lanzó críticas a la falta de "reformas" en la política económica del Gobierno.
Publicidad
El mismo día, miércoles 11 de noviembre, el ex ministro Pedro Solbes, ex comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la Comisión Europea, ex vicepresidente del Gobierno y flamante presidente de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior, se presentó en sociedad con la irónica amenaza de que en adelante no va a hablar "más alto, pero sí más claro" y enfatizó la necesidad de reducir el déficit fiscal para advertir de que, si el potencial de crecimiento de la economía española es del 2%, "no está mal, pero no va a permitir resolver el paro ni la sostenibilidad de las finanzas públicas".
Es el día de hoy que todavía parece un tema tabú preguntarse cuáles son las fuentes que han incubado los desequilibrios de la economía española que parecían estar esperando la crisis crediticia internacional para manifestarse con toda su crudeza.
En abril de 2003, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publica en su informe de primavera un capítulo titulado Cuando las burbujas pinchan, en el cual no se hace referencia a países sino a los efectos más devastadores que presentan la caída de precios de la vivienda en relación con la pérdida de valor de las acciones en los mercados bursátiles.
Publicidad
En el mes de mayo de dicho año, la revista conservadora británica de gran influencia en bancos, empresas, inversores y gobiernos, The Economist, incluye un informe titulado Castillo de Naipes, en el que identifica a Estados Unidos, Australia, Gran Bretaña, Irlanda, Holanda y España como países donde se han desarrollado burbujas. Esto es: un incremento de precios que no se justifica por la evolución de las principales variables macroeconómicas sino por la expectativa de subidas infinitas de valores.
Los precios de la vivienda suben un 17,3% en el primer trimestre de 2003 respecto a idéntico periodo de 2002. Para The Economist, la subida artificial de los precios en España no baja del 30%. Que una publicación como la británica pueda atreverse a cuestionar la política económica del Gobierno de José María Aznar es casi una herejía. Tanto el vicepresidente Rodrigo Rato como el gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, inician una cruzada contra la información.
Publicidad
El primero en salir al ruedo es Caruana, quien el 18 de junio de 2003, en una comparecencia en la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados, insistió una y otra vez: "No tenemos burbuja inmobiliaria". Seis días más tarde, el 24 de junio, ante el mismo escenario, Rato asegura: "No estamos ante una burbuja, pero estamos en una demanda muy poderosa que se mantiene, aunque se está moderando en el tiempo".
Pedro Solbes era, entonces, comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la Comisión Europea. Aunque en el otoño de 2003, su departamento señala que en varios países de la Unión Europea existe el riesgo de una burbuja inmobiliaria, al citar a España no se habla de dicha burbuja. En una entrevista periodística, Solbes explica que el problema de precios debería ir reduciéndose de forma progresiva.
Publicidad
Con todo, cuando Rato habla de reformas, es necesario poner en perspectiva su visión de la realidad española en febrero de 2004, un mes antes de las elecciones generales del 14-M. Rato destaca el elevado número de viviendas construidas en España, el equivalente de Alemania, Francia e Italia. Dice Rato: "En 2003 se construyeron cerca de 700.0000 viviendas, lo cual es muy positivo para la economía española...Tiene que ver con que nuestra demanda es mucho más fuerte. Aparte de que tenemos un producto que otros países no tienen, pues España, con el euro, se ha convertido en una segunda residencia europea".
Pero es quizá su visión estructural, y a la luz de las reformas que está solicitando ahora, lo que hace interesante su vaticinio de aquellos días: "La verdad es que estamos asentados en un ciclo largo y con pocas incertidumbres. Eso es indiscutible. Y lo importante es que es un modelo duradero. Después de 10 años, hoy estamos sin déficit y con una tasa del 2,4% de inflación". Solbes, siguiendo a Rato, esperó el aterrizaje suave... que terminó, como ya es evidente, en un crash.