Concha Barrigós.

Alonso Núñez "Rancapino", el "robert redford" de África, como le decía Chano Lobato, ha puesto esta noche a compás la segunda jornada del Festival Bankia de Flamenco, en la que ha sabido a poco su brillante dominio del flamenco "legítimo", tañido con la voz rasposa y negra que le ha hecho famoso.

El chiclanero ha salido pasadas las ocho y media de la tarde al escenario del Teatro Circo Price, en el que sólo se apreciaba su silla y la del guitarrista, su inseparable Fernando Moreno, y ya ha hecho reír al público con su ocurrencia: "aquí hay menos luz que en mi casa", ha dicho.

Flamenco largo donde los haya ha querido despacharse para empezar, y calentar esa voz que lleva dentro 65 años de "fatiguitas", una soleá cabal, muy jaleada y aplaudida.

A continuación, y tras un intercambio de opiniones con Moreno, que no ha podido por menos que dirigirse al respetable para decir riéndose que llevan 30 años juntos y aún le sigue preguntando que dónde pone la cejilla a la guitarra, ha enseñado el buen magisterio de Aurelio de Cádiz con unas preciosas alegrías.

Se las ha dedicado a Chano Lobato, fallecido en 2009, y ha recordado, refiriéndose a su singular físico, que era él el que le decía que era el "robert redford" de África.

Moroso y disfrutón se ha regodeado en los "tirititrán" porque para eso, ha rematado ante el deleite del público, "a Caí no la llaman Caí, que la llaman relicario".

Después de anunciar que iba "a beber agua aunque sea", y hacerlo "a la salud" de los presentes, ha explicado que lo próximo eran unas malagueñas: "a ver si lo hacemos bien", ha advertido.

"Es que estos días -justificaba la prevención- hasta los feos nos resfriamos".

"Me he resfriado de verdad pero ustedes no tenéis la culpa", admitía disculpándose por algunos quejíos que han sonado cortos, pero Moreno ha salido rápido al quite asegurando que ya le gustaría a él "estar resfriado y cantar la mitad de bien", con lo que ha arrancado de nuevo las risas del público.

A pesar de las dificultades, y tras gritar un cómico "viva la Caja de Ahorros", en referencia a la entidad que patrocina el Festival, ha interpretado unas letras por seguiriyas emocionantes y así se lo han reconocido con un entusiasta aplauso.

Y ya, a las nueve y cuarto, y tras agarrarse el estómago con cierto pesar y explicando que "no se puede comer antes de cantar", ha roto por bulerías, con dos letras clásicas que ya había cantado por soleá y los lamentos del "padrenuestro" y ha dejado al respetable aplaudiendo y con ganas de mucho más.

El testigo de esta noche de Clásicos Intemporales de Puro Arte, en el que también actuaba la Compañía de Baile Manolete, lo ha recogido en el cante el jerezano Manuel Moneo con su hijo Maniel "El Barullo" a la guitarra y con su potente voz ha puesto otro apellido a la soleá, a la seguirilla y a la bulería con el temple jondo que hizo una vez partirse la camisa a Camarón. EFE

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