Vuelve Salvados. El programa de LaSexta inicia este domingo (21.30 horas) nueva temporada con el sello indiscutible de su incisivo presentador, cada vez más Jordi Évole y menos Follonero. El periodismo ha ido ganando cada vez más terreno al humor, que dominaba en las primeras temporadas, en una evolución natural respaldada por la audiencia y la crítica. Una de las virtudes del programa ha residido en la capacidad de explicar los temas de actualidad que afectan a los ciudadanos desde un punto de vista didáctico y sencillo, 'para que lo entienda mi madre', explica Évole. Una realidad compleja difícil de explicar: la privatización de la Sanidad, los recortes en Educación, los tejemanejes de la banca, el desperdicio alimentario o las sombras del accidente de metro de Valencia son algunos de los temas tratados, pero aún quedan muchos más por analizar. En esta nueva temporada el periodista y su equipo se preguntan cómo es posible que todo siga igual después de lo que está pasando. '¿Por qué no estalla todo?', se preguntan. Para ello visitarán Villa desahucio y contarán con el escritor y periodista Arturo Pérez-Reverte, escéptico y contundente, que hace una aproximación al ciudadano medio español y a sus miedos al cambio.
El programa se ha caracterizado por su evolución constante. ¿Os habéis planteado algún cambio de cara a esta nueva temporada?
El programa va a seguir la línea de las dos últimas temporadas. El reto es saber explicar la complejidad, porque hasta ahora hemos tenido temas donde había más blancos y negros, y los temas cada vez tienen más grises. Hay que ganar en el matiz. Por otro lado, Salvados es un programa en el que cada tema te obliga a reinventarte.
Me imagino que cada vez será más compleja la selección de temas ¿Cuál es el criterio que aplicáis para elegirlos?
El criterio es que pensemos que el tema interese. Primero que nos interese a nosotros, que no dejamos de ser también ciudadanos y tenemos nuestras inquietudes. A partir de ahí buscamos que nos aporte algo nuevo, con una búsqueda de personajes que sean los mejores para explicar eso. En cada secuencia descartamos cuatro o cinco personajes, que igual por programa son 15 o 20. Hay que hacer una selección para conseguir el mejor testimonio posible para explicar aquello que queremos contar.
'Si fuera el Papa tendría un probador de café, se está ganando muchos enemigos'
Vais a comenzar con el escritor Arturo Pérez-Reverte. ¿Por qué esta elección? Supongo que, entre otras cosas, porque no deja indiferente a nadie.
No es una entrevista durante todo el programa a Pérez-Reverte, ni mucho menos. Es un programa en el que nos hemos intentado preguntar si la vida sigue igual después de todo esto que nos está pasando. Un poco movidos por la pregunta que se hace mucha gente: ¿Cómo es posible que en un país donde está pasando todo lo que está pasando no pete todo? Pues con el ‘no pete todo' hemos ido a un centro comercial un viernes por la tarde donde hay aparente normalidad, una calma absoluta. También hemos ido a un barrio de Barcelona que es Ciutat Meridiana, conocido por los vecinos como Villa desahucio, donde en una situación extrema han conseguido que haya una red social, solidaria, que ha sacado lo mejor de mucha gente que ha decidido arrimar el hombro al que tiene al lado.
¿Y qué habéis encontrado en Villa desahucio?
Nos explicaban cosas que a mí me ponían la piel de gallina, como que en el colegio público de ese barrio no hay ni una familia que pueda pagar el comedor del colegio. Todas tienen que recurrir a la beca comedor, e incluso con la beca, que no lo cubre todo, no llegan. Por eso se ha establecido en el colegio una historia que han llamado padrinos, que son gente que da donativos para poder cubrir ese gasto. Hay gente que está haciendo malabarismos, en este caso en la escuela pública, que está sufriendo recortes. Una directora que le han congelado el sueldo, le han recortado la plantilla, los medios que tiene para enseñar, y a pesar de eso, la tía se está dejando la piel para que sus alumnos puedan tener esa comida al día, que además se ha convertido en la más importante para muchos de los alumnos. Pérez-Reverte es la guinda del pastel. Tiene un discurso duro, que yo había leído últimamente tanto en sus artículos como en Twitter, un tío que está indignado con lo que pasa. Vino a Ciudad Meridiana a ser entrevistado, cosa que de entrada valoramos muy positivamente. Tiene un discurso, a veces pesimista, pero con su puntito de ‘a mí también me gustaría soñar con un mundo mejor'. 'La torpeza del rey tiene que provocar algún tipo de tensión en el príncipe'
Te he escuchado decir en más de una ocasión que te gustaría entrevistar al príncipe Felipe, ¿Es una llamada a ver si coge el recado y se acaba dejando entrevistar?
-Risas- Ojalá, ojalá. Yo creo que debe ser lector de Público empedernido, seguro que nos oye.
¿Qué le preguntarías?
Primero le preguntaría que qué tal la relación con su padre. Porque a mí me parece que hay como un tapón, alguien que no quiere soltar, y eso debe provocar algún tipo de tensión. Porque si yo veo a mi padre, al que yo quiero mucho, pero lo veo un poco torpón al frente de la empresa, la que me tiene que dejar a mí, pensaría: 'Cuanto más tiempo esté papá peor me va a dejar la empresa'. Yo creo que eso tiene que provocar algún tipo de tensión.
¿A quién más te gustaría tener de entrevistado?
Al Papa Francisco -risas-.
¿Y a él que le preguntarías?
Si se cree todo lo que dice. Y segundo le preguntaría si ya hace probar el café de la mañana a otra persona porque creo que se está ganando muchos enemigos, yo tendría a un probador de café por si acaso.
¿Cuál ha sido el entrevistado más difícil que has tenido?
Los entrevistados más difíciles son los que realmente se cierran en banda y no te vienen a decir nada. Yo puedo aguantar una entrevista tensa donde las preguntas sean duras, prefiero eso que no el invitado que no viene a decirte nada. Si no vienes a decir nada no vengas ¿no?
¿Eso te ha pasado alguna vez?
Muchas veces.
Después de Salvados emitirán ‘El Objetivo', de Ana Pastor. Los dos sois conocidos por vuestra faceta como entrevistadores y por vuestra voluntad de tratar de sacar al entrevistado todo el jugo posible, pero con dos estilos totalmente diferentes. Ana, más directa, y quizás más agresiva, y tú haciendo que el entrevistado baje la guardia. ¿Qué pros y contras ves en cada estilo?
Creo que cada uno tiene que tener su estilo, por suerte. Y sí, podría estar de acuerdo en la definición que haces de uno y otro, pero tampoco tengo que decir nada más al respecto. Porque básicamente si todos entrevistásemos igual - realiza una pausa- estaríamos haciendo todos lo mismo. 'Puedo aguantar una entrevista tensa, prefiero eso al invitado que no viene a decirte nada'
Antes los entrevistados no te conocían tanto. Cada vez será más difícil que el entrevistado baje la guardia...
A veces hay que currárselo un poquito más. Es como el equipo de fútbol al que ya le han pillado la táctica -risas-. Pero creo que el que viene a Salvados también viene un poco ‘a jugar'. Yo también pretendo que el que venga se divierta dialécticamente. Esto no deja de ser un juego: yo intento sacarte, tú me cierras, pero me das un poquito, y luego te entro por otro lado. El entrevistado puede encontrar ahí un cierto gustillo por la conversación.
El entrevistado sabe que se va a encontrar preguntas comprometidas y aún así acepta ir a tu programa, en parte, porque da la impresión de que les caes bien. Les fastidias pero de una forma divertida y agradable ¿no?
-Risas- Por mucho que tú aprietes hay como un pacto no escrito con el otro de que tiene que ser así. Yo tengo que apretar y tú tienes que intentar no dar más de lo que quieres. Lo que pasa es que a veces te das cuenta de que el invitado ya ha dicho más de lo que él quería, que es un momento fantástico, por cierto. Para eso es fundamental no haber tenido mucha relación con el invitado. Yo tengo un problema que es que empatizo mucho y me acaban cayendo bien casi todos los invitados. Casi todos. Las peores entrevistas que he hecho, que son muchas, algunas de ellas son a gente a la que tenía una cierta admiración o que conocía un poquito. Llegó un punto en el que decidí que cuanto menos relación con este círculo, mejor. Porque si no no puedes hacer el trabajo como querrías. 'Tengo un problema: empatizo mucho y me acaban cayendo bien casi todos los invitados'
¿Crees que en el periodismo se peca de eso?
Veo difícil que no pase, aunque creo que debería pasar mucho menos. En ese sentido soy un privilegiado porque yo hago un programa a la semana, no hago información del día a día como hacen otros compañeros, información parlamentaria o de un tema concreto, que te hace tener un contacto muy habitual con tus fuentes. Yo entrevisto a alguien e igual no lo vuelvo a ver de aquí tres años. Eso me facilita esa distancia con el invitado.
Circuló hace unos meses un rumor por las redes sociales, a propósito del programa que dedicasteis a las eléctricas, de que había presiones para eliminar el programa de la parrilla. ¿Fue cierto o un bulo?
En primer lugar toda esa campaña, que quede muy claro que no partió de nosotros. Fue espontánea y a nosotros mismos nos sorprendió. Lo que a mí sí me consta es que la patronal de las eléctricas mandó una carta bastante dura contra el programa a la presidencia de nuestro grupo, dirigida directamente a José Manuel Lara Bosch. Yo esa carta sí que la he visto y no es nada amable con nosotros. A partir de esa carta hubo quien interpretó que había un intento de coartar o de condicionar el programa, y por eso se montó la que se montó. Pero fuimos espectadores de la movida, nada más. Por cierto, la cadena salió en defensa nuestra. Así que bienvenido sea.
'La carta que mandó la patronal de las eléctricas a José Manuel Lara no fue nada amable con nosotros'¿Crees, como dijo Zapatero en una reciente entrevista, que el Estado del bienestar se volverá a recuperar de los recortes padecidos?
Si no lo luchamos ahora va a ser muy difícil de recuperar. Llega un momento en el que la resistencia es algo fundamental. Todo lo que nos vayan quitando ahora va a ser muy complicado de reconquistar. Muy, muy, complicado.
Justo acababais la temporada anterior con ese debate...
Es un debate que está muy presente en Salvados. El otro día me decía una frase un sindicalista francés, que precisamente había encabezado una lucha en una multinacional francesa, logrando que no se cerrase la planta y que se conservarsen los puestos de trabajo: 'Luchar siempre supone la posibilidad de ganar o perder, pero no luchar seguro que es perder'. Es una frase, aquello de lucha obrera, pero yo creo que aplicable a muchos terrenos.
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