Querejeta incluye humor en una trama que descansa en Blanca Portillo y Verdú
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En su quinto largometraje, el tercero con el que compite en San Sebastián, Gracia Querejeta retoma sus claves filmográficas: el peso de la infancia y de la figura paterna, con "Siete mesas de billar francés", trama donde incluye dosis de humor y que descansa en Blanca Portillo y Maribel Verdú.
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El origen de la historia fue un breve mensaje de móvil que Gracia envió a su coguionista, David Planell, con quien ya trabajó en su anterior filme, "Héctor", y donde venía a decir, algo así como: Dos mujeres de caracteres opuestos deben unir sus fuerzas y entenderse para salir adelante.
La muerte del padre de Maribel Verdú, jugador de billar que regenta una sala hoy en la ruina, provoca el encuentro con su compañera sentimental, Blanca Portillo. Ambas guardan sus resentimientos. La amante no perdona que la niña se haya ido cuando llegaron las vacas flacas; mientras, la joven se fue porque no soportaba la presión del ego de su padre.
Antes de cerrar el local, la hija decide lanzarse a remozarlo y así dar comienzo a una nueva vida, para lo que necesitará la ayuda de la amante, una mujer herida en lo más hondo y con una coraza de ironía con la que tapa sus heridas.
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La parte humorística corre a cargo de la banda de amigos del padre, los viejos jugadores, cada uno con sus manías, que conforman la película más optimista de la filmografía de Gracia Querejeta.
Mientras el papel de Blanca Portillo fue escrito para ella, en Maribel Verdú encontró esa combinación de "potencia dramática y candidez" que Gracia Querejeta buscaba.
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El mundo del billar es, según explicó la cineasta tras la proyección, una especie de "mcguffing" "tras el que se esconde la decadencia del padre". Además de querer servirse de él por practicarlo desde niña, cuando se lo enseñó su padre, Elías Querejeta, un gran amante de este deporte.
También este juego le sirve de metáfora de la relación de los protagonistas, pues, como las bolas de billar, cuenta, "chocan entre ellos y se abren los ojos los unos a los otros" en un reencuentro forzado que "les reconcilia tras los secretos y malos entendidos que les separaban".
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La segunda película a concurso, "Exodus", es una producción de Hong Kong, firmada por Pang Ho-cheung en la que el cineasta crea un extraño producto bajo la increíble trama de un policía que descubre, casualmente, por la declaración de un detenido, que las mujeres planean una conspiración para deshacerse de los hombres.
Lo que en un principio toma como un absurdo, pronto comienza a sembrar sus dudas, ante algunos hechos fortuitos. Hasta que decide seguir una investigación en toda regla.
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El surrealismo, el humor, el mundo aséptico entre futurista y fantasmal, mezclado con algún toque de realismo sucio, se mezclan en esta extraña cinta, de ritmo lento y contenido estrambótico.
Pang Ho-cheung explicó a la prensa, tras la proyección, que la idea de esta conspiración femenina procedía de su más tierna infancia, cuando veía a las mujeres ir juntas al baño y hablar sin parar.
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"No podía saber de qué hablaban y eso me llenaba de curiosidad. Y fue esa curiosidad la que me llevó, años después, a plasmarla en la pantalla", apuntó el realizador, quien añadió que ese tema de la conspiración femenina no es algo tan extraño.