Queiroz tratará de repetir el éxito juvenil en el Mundial
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Tras haber ganado dos copas mundiales en categorías juveniles, el seleccionador de Portugal, Carlos Queiroz, espera poder aplicar en el torneo de mayores en Sudáfrica las lecciones que ha aprendido.
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Conocido como "el Profesor" por su pasado como docente universitario, Queiroz llevó a la selección sub-20 de Portugal a ganar el Mundial de la categoría en 1989 y 1991, y actualmente ejerce su segundo período al mando de la selección absoluta.
"He ganado (la Copa del Mundo) en otro nivel (...) he probado el éxito y he estado esperando más durante años", dijo a los periodistas. En el equipo sub-20 que igió con éxito había figuras como Luis Figo y Rui Costa.
A sus 57 años, el técnico quiere una revancha tras no haber logrado que Portugal se casificara para la Copa del Mundo de 1994 y de su decepción de 2002, cuando condujo a Sudáfrica al Mundial pero fue despedido meses antes del inicio de la competición.
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Queiroz, nacido en Mozambique y quien habla cinco idiomas, ha entrenado equipos en Estados Unidos, Oriente Medio y Japón, pero sus más recientes altibajos se dieron en dos de los equipos más importantes de Europa.
Dos períodos exitosos como segundo de Alex Ferguson en el Manchester United se contraponen con el revés sufrido en el banquillo del Real Madrid durante una floja temporada.
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En el Manchester United, fue alabado por su dirección y entrenamiento de figuras jóvenes como Cristiano Ronaldo y Nani, por sus conocimientos tácticos y sus innovadores métodos de entrenamiento.
"Creo que una de mis mejores decisiones fue traerlo al equipo", dijo Ferguson cuando Queiroz partió a España.
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Llegó al Madrid en la temporada 2003-2004 para sustituir a un peso pesado en el club blanco como Vicente del Bosque, actual seleccionador español. Pero en la "casa blanca" las cosas no salieron como esperaba. Conquistó la Supercopa de España pero el equipo no anduvo bien en la Liga y la Liga de Campeones.
Su segundo período con Portugal comenzó en julio de 2008 y no ha sido sencillo. El equipo se clasificó para la Copa del Mundo en la repesca y esto, sumado a su difícil carácter, ha derivado en una tensa relación con la prensa y los aficionados portugueses.