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El PSOE conecta con sus votantes mejor que el PP

Mientras que los electores del PP sitúan a su formación mucho más a la derecha que ellos, los socialistas comparten franja ideológica con el presidente y el partido

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A José Luis Rodríguez Zapatero no le pasa como a Mariano Rajoy. El presidente del Partido Popular no coincide con la imagen que de sí mismos tienen sus votantes. El jefe del Ejecutivo, por el contrario, es el fiel reflejo de sus electores.

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Lo dice el último Publiscopio, elaborado entre el 6 y el 12 de junio. La encuesta seleccionó a 3.000 votantes, y de ellos entresacó a 875 que habían apostado por el PSOE en los comicios del 9 de marzo.

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El número clave es 2,9. La cifra representa un valor en la escala ideológica, donde el 1 identifica a la extrema izquierda y el 7, a la extrema derecha. Ese 2,9 es la nota que a sí mismos se dan los electores socialistas. Es cómo se conciben ellos. Pero también vale para calificar a Rodríguez Zapatero. El presidente obtiene el 2,9 exacto, de forma que no se distancia ni un milímetro de aquello que en principio desea la media de sus votantes.

Si se desgranan los datos, se obtiene que el 53,6% de los sondeados se siente a gusto bajo el paraguas del centro o centro izquierda. Aunque, como ocurría en el PP, el electorado se le divide al PSOE por tercios. Un 32,1% se sitúa en el espectro de la izquierda más clara, un 32,6% en el centro izquierda y un 21% en el centro más puro (frente al 28,5% que había entre votantes del PP).

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Zapatero clava, pues, el 2,9. ¿Y el PSOE? ¿Dónde se queda en esa fotografía que se ha pedido a sus votantes? Respuesta: prácticamente a la par. Lo ven desviado por la mínima a la izquierda. Le dan un 2,8, una décima menos que la nota del presidente, lo que supone una diferencia inapreciable.

Los datos desglosados adquieren su relevancia, máxime si se confrontan con los obtenidos para el PP. Un 16,7% de los votantes socialistas estima que su partido está anclado en el centro, mientras que sólo creía eso mismo del PP un 9,6% de los votantes conservadores. Además, el partido de Rajoy sí que estaba bastante más a la derecha (5,7) que sus electores (5,1).

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Si se suman las etiquetas centro (16,7%) y centro izquierda (33%), resulta que hasta un 49,7% de los electores del PSOE concibe a su formación en esa franja, aunque un representativo 35,4% opina que se halla en la izquierda o en posiciones más radicales.

Esos números se alteran muy poco si se pregunta por Zapatero. El 18,5% lo ve en el centro y el 36,1%, en el centro izquierda. Algunos menos, rozando el 30%, le colocan en posturas más abiertamente progresistas.

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A la derecha del presidente se sientan dos dirigentes de peso. La más cercana a Zapatero es su número dos, María Teresa Fernández de la Vega. Los votantes del PSOE le atribuyen una puntuación del 3. Ese corrimiento de sólo una décima explica la práctica paridad en los resultados de la vicepresidenta y de su jefe. La ve en la izquierda o en la extrema izquierda el 29,2% (una décima más que Zapatero); en el centro izquierda, el 30,3% –casi seis puntos por debajo–, y en el centro, el 15,5%.

El equilibrio se fractura con más claridad por José Bono. Al presidente del Congreso le colocan los electores del PSOE en posiciones centristas y más conservadoras. Su nota, 3,6, está a casi un punto de la ubicación que se dan los votantes. El 20,3% de los sondeados le acusa de situarse en el espectro del centro derecha a la ultraderecha.

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Bono, no obstante, es el dirigente político más identificado con el centro de todos los líderes por los que ha preguntado el Publiscopio en las dos últimas semanas (Rajoy, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón por el PP, y Zapatero, De la Vega y Bono por el PSOE). Le otorga ese rótulo el 23,2% de los votantes socialistas, ocho décimas más que los electores del PP daban a su hombre más centrado, el alcalde de Madrid.

Un valor destacado entre los electores del PP es su fidelidad. Y parece que ocurrió lo mismo el 9-M con el PSOE. Un 54,1% de los que confiaron en Zapatero “vota siempre” a los socialistas. Para un 11,6%, la de 2008 fue la primera vez. El 34% restante ya  había apostado “alguna vez” por el PSOE. Los porcentajes son simétricos a los del PP.

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El espejo populares-socialistas se impone en esta otra regla: ocho de cada diez votantes del PSOE el 9-M ya habían elegido al partido en 2004 (78,4% era la cifra del PP). De los nuevos electores (19,8%), la mayor parte (7,3%) vino de otras formaciones. Del PP llegó el 2,8% (la migración inversa, del PSOE al PP, alcanzó el 7%). Otro 5,9% de sus nuevos electores son jóvenes que en 2004 no tenían 18 años.

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