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El principal líder político de los cristianos iraquíes asegura que los "cruzados españoles" no son bienvenidos

La multinacional fascista, “neocon” y skinhead trata de extender la idea de cruzada, en contra del criterio del propio clero iraquí

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El segundo por la derecha en la parte inferior es conocido como el paracaidista español Vicente

SINYAR (IRAK).- El secretario general del Movimiento Democrático Asirio (ADM, de acuerdo a sus siglas en inglés), Yonadam Kanna, ha asegurado a Público que los cristianos iraquíes no precisan la ayuda de “cruzados” españoles o del resto de Occidente, en contra de lo que vienen sosteniendo desde las redes sociales algunos de los extranjeros desplazados a las inmediaciones de Mosul. “A decir verdad -afirma Kanna-, tenemos suficientes voluntarios entre nuestra gente de los Llanos de Nínive tanto para luchar contra ISIS como para formar parte de la futura Guardia Nacional iraquí”. Quien realiza estas afirmaciones es el más destacado y conocido líder político de los asirios de Mesopotamia, además de uno de los promotores de la principal milicia cristiana de Irak, las llamadas Niniveh Plain Protection Units o Unidades para la Protección de los Llanos de Nínive (NPU)

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Kanna entiende, por otra parte, que exista gente bienintencionada conmovida por las atrocidades que ha sufrido la minoría cristiana. Claro que, a su juicio, tratar de tomar las armas o diseminar la falsedad de que se precisa la ayuda militar de voluntarios extranjeros no es el mejor procedimiento para socorrer a los asirios. Básicamente, son dos los frentes que tienen que atender, y donde la gente puede colaborar. “En primer lugar -apunta-, la ocupación de nuestras tierras y localidades dio lugar a desplazamientos masivos de población que generaron grandes necesidades. Es evidente que cuando ISIS sea derrotado se precisará también asistencia para reconstruir las infraestructuras destruidas y sobre todo, para crear las condiciones que permitan el retorno de los desplazados”. El responsable de ADM añade que el mejor modo de canalizar estas ayudas es a través de organizaciones no gubernamentales de probado prestigio como la Sociedad de Ayuda Asiria, Cáritas o Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).

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Voluntarios anglosajones muestran tatuajes con simbología propia de los cruzados, en Erbil, Irak. FERRAN BARBER


Las afirmaciones de Kanna no hacen sino corroborar lo que vienen sosteniendo desde la toma de Mosul tanto las autoridades árabes como kurdas. Desde el principio del conflicto, los peshmergas han denunciado los problemas que plantean estos voluntarios extranjeros, cuyas “gestas inexistentes” ha glosado generosamente la Prensa internacional. A su juicio, sus aportaciones son insignificantes en relación a los inconvenientes que generan, dado que las fuerzas kurdas no desean exponerlos a las balas enemigas y a menudo se ven obligadas a distraer recursos para proporcionarles protección. A ello hay que añadir que tanto kurdos como árabes han recibido presiones de los gobiernos de Occidente para que no acepten occidentales entre sus fuerzas de combate. Claro que tampoco entre los musulmanes que combaten a Estado Islámico son bienvenidos estos extranjeros. Para integrarlos legalmente entre sus fuerzas, los kurdos crearon una unidad cuya única competencia formal es formar a sus soldados en medicina de combate.

Milicianos del NPU, en su campo de entrenamiento en Alqosh, Irak. FERRAN BARBER


La milicia a la que las NPF pretendían neutralizar son las Unidades de Protección de Nínive (NPU), que apadrina la formación política del líder cristiano Yonnadam Kanna, mucho más agresivamente nacionalista y por tanto, más hostil a las políticas de asimilación del gobierno regional de Barzani. Lo que a la postre proyectan todas estas organizaciones armadas es la división política entre los cristianos asirios o, sí se quiere, el diferente grado de afinidad respecto a los chiíes, los sunníes y los kurdos.

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